Sobre la procesión Magna, la realización y las cifras de audiencia
Opinión
El brillante resultado en imágenes de la retransmisión del domingo debería dar pie a otras reflexiones sobre Sevilla capital y la Semana Santa de Sevilla en Canal Sur
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La labor de Canal Sur en la retransmisión de la procesión magna sevillana ha sido encomiable en todos los aspectos. Sin duda y sin regateos. Un gran día para una retransmisión excelente. En la realización, en el relato, en los comentarios. Y en la selección de momentos, que siempre generan suspicacias de apegos cofradieros. Las imágenes con la cabeza caliente son impagables: parecen acariciar a los titulares, llevando una emoción a los que están en sus casas mientras en la calle, en este caso con un público olvidándose de que estaba arrecío, se viven otras sensaciones personales. Tal como ha observado en su crónica Juan Parejo, los espacios daban para más gente mientras los planos mostraban esa abigarrada alfombra de devotos y curiosos.
Era tal el mensaje apocalíptico que desde hace meses se barajaba de una ciudad con temores y sin terrazas, que muchos cofrades forasteros se pensaron lo de desplazarse hasta esta bendita apoteosis.
Junto a las virtudes de la realización de la cadena autonómica, el asombro estético de este ancho atardecer dominical de jaculatorias y marchas prenavideñas lo regalaba la propia Sevilla. Su telón monumental, sus calles de escenario, su gente versada en saber estar. Y sus devociones (qué grandes momentos con las advocaciones de gloria, menos televisadas). De la capital y de la provincia. Lo debe decir uno, que es de Cádiz, y que con el resto de Andalucía sólo tiene un compromiso del cariño incondicional: Sevilla capital debe estar más presente entre los andaluces y en la propia Canal Sur. No nos referimos a los políticos, a la Junta o al Parlamento, bien servidos. Sino a Sevilla en sí. Esa ciudad llena de Historia, de historias y de gente de ser contada. Está bien desvelarse por los pueblos, las peculiaridades e identidades locales, pero nuestras capitales, y en concreto Sevilla, deberían tener una presencia mayor más allá de la politíca. Y sin complejos de comparaciones.
Con seis horas, la procesión fue seguida en toda Andalucía por 204.000 espectadores, 10,4%. Bien, pero no. Mucho público sevillano optó por la señal local. La cifra de audiencia es notable, pero está muy lejos de cuando la autonómica estaba, de verdad, en las venas de los andaluces.
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