Juan Carlos Ortega en 'La mitad invisible', espacio de TVE que recibió el respaldo unánime de la crítica
Juan Carlos Ortega en 'La mitad invisible', espacio de TVE que recibió el respaldo unánime de la crítica
Antonio Sempere

21 de septiembre 2024 - 16:56

El profesor Manuel Palacio es un sabio a la antigua usanza. De esos a los que puedes escuchar hipnotizado si te interesa la materia que imparte, la Historia de la televisión en nuestro país. Cualquier intervención suya es magistral. No lo he escuchado en su universidad matriz, la Carlos III, sino cada vez que se me ha puesto a tiro en los cursos de verano punteros, y nunca me ha defraudado. 

Este investigador acaba de publicar en Cátedra La televisión en España (1990-2022), un ambicioso trabajo en la colección que dirige Jenaro Talens, que me he bebido con curiosidad malsana.

Palacio compartimenta las tres décadas televisivas en siete capítulos imprescindibles. Todos darían para un tomo aparte ampliado y anotado. Para adentrarse en la televisión cultural establece una taxonomía. Se remite al manual teórico de Paco Rodríguez Pastoriza de 2008. En su bosquejo histórico, además de dejar muy bien parado al contenedor Imprescindibles (un cajón de sastre donde caben materiales de muy distinta procedencia) dedica especial reverencia a cuatro creadores de cultura en televisión: Paloma Chamorro, Ramón Gener, Carmen Sarmiento y Juan Manuel Martín de Blas. Para mí que a Manuel Palacio se le escapa crudo un genio de los formatos culturales de este periodo, Santiago Tabernero, que con Carta blanca firmaba una cumbre del género.

Otro ítem. La crítica y los críticos contemporáneos televisiva quedan completamente al margen del estudio. Para Manuel Palacio es como si no existiésemos. Ni siquiera los más veteranos como Víctor Amela, Ferran Monegal, Francisco Andrés Gallardo, Cipriano Torres, quienes hemos estado presentes todos los días dando fe de lo que se coció durante el periodo analizado (1990-2022) aparecen en el índice onomástico. Es evidente que la brecha entre la academia univeristiaria y la crítica es profunda.  La prensa, en papel y en web, tiene un número de lectores oscilantes, pero los de los estudios científicos, con toda seguridad, son exiguos.

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