Cinco días después de su fallecimiento, hoy es el funeral por Mayra Gómez Kemp

La presentadora falleció el domingo. En una entrevista de 2014 recordaba que el concurso era el favorito del entonces príncipe Felipe para verlo junto a su madre

Cómo fueron los últimos días de vida de Mayra Gómez Kemp

Mayra, "y hasta aquí puedo leer"

Mayra Gómez Kemp con el premio de la Academia A toda la vida, concedido en el año 2014
Mayra Gómez Kemp con el premio de la Academia A toda la vida, concedido en el año 2014 / Academia
F.A.G.

18 de octubre 2024 - 10:00

A la espera de la firma de su hermana Georgina, el familiar directo al que le correspondía hacerse cargo de los restos de Mayra Gómez Kemp, el cuerpo de la querida presentadora ha estado cinco días en el Instituto Anatómico Forense de Madrid. A estas instalaciones fue llevado tras certificarse la muerte el pasado domingo, cuando Mayra fue encontrada por una amistad que fue urgida por la familia a entrar en la casa. Diez días después de haberse desplomado en su domicilio en Mijas la que fuera conductora delUn, dos, tres en los años 80 volvió a desvanecerse y el golpe tuvo consecuencias mortales.

Con la firma tramitada desde Estados Unidos, donde la hermana de la presentadora no podía desplazarse a España, se ha podido pese a todo agilizar la documentación necesaria. Este viernes por la tarde se instala la capilla ardiente en un tanatorio madrileño donde se espera la presencia de numerosos rostros conocidos, amigos y espectadores de tantos años de Mayra que quisieron despedirse de la admirada actriz y también cantante que fallecía a los 76 años. Los preparativos de su despedida lo organizaron las hijastras de Gómez Kemp, hijas de su marido, el actor argentino Alberto Berco, y de allegados como Alejandro Ibáñez, hijo de Chicho Ibáñez Serrador, el que fue creador del Un, dos, tres.

Mayra en el 1, 2, 3
Mayra en el 1, 2, 3

Mayra, nacida en Cuba, fue una de las figuras más queridas en España cuando en los años 80 se veía en familia la televisión nocturna, donde destacaba dicho concurso, el más visto de la programación, ante más de 24 millones de espectadores. Su presencia se hizo entrañable en el Un, dos, tres, un regalo en la noche de los viernes por parte de TVE cuando apenas había dos canales. Durante los últimos veinte años, cuando se le detectaron dos cánceres que le afectaron a la voz, tuvo un rol de colaboradora en distintos programas y además de escribir un libro de memorias, siempre estuvo dispuesta a rememorar sus mejores años en la pantalla.

En 2014, cuando la Academia de TV la distinguió con el premio A toda una vida, Mayra fue entrevistada por este periódico y entre otros recuerdos desgranó de qué manera acuñó su ya célebre y popular frase “Y hasta aquí puedo leer”. Recordamos un fragmento de aquella conversación

–Va a recibir el premio A toda una vida, pero condense en unos segundos lo que supuso esa vida en la TV.

–Me tendría que quedar con la primera vez que bajo las escaleras del Un, dos, tres. La gente en casa me estaba viendo a mí, pero de reojo yo estaba viendo a unos cincuenta profesionales y directivos, reunidos, examinándome en ese momento... A ver si me rompía la cara rodando por las escaleras o no.

–Kiko Ledgard, su antecesor en el programa, había dejado el listón muy alto en los años 70 en la memoria popular. En 1982 lo tuvo difícil, aunque no lo parezca ahora. 

–Así es. Me estaban examinando con lupa. Me incorporé al programa deprisa y es verdad que todo parecía entonces muy complicado de levantar.

–Pasarán las generaciones y la gente en España seguirá diciendo “. .. Y hasta aquí puedo leer”.

–Fue una cosa del primer programa. Las tarjetas no estaban terminadas. Había unos puntos suspensivos donde debía parar y en ese momento dije, ya para siempre, “y hasta aquí puedo leer”. Me había incorporado sólo diez días antes, lo pensé sobre la marcha.

–Felipe VI era fan suyo.

–Me dicen que el Príncipe nos veía todas las semanas junto a su madre.

–El Un, dos, tres lo dejamos en la repisa de los buenos recuerdos. Aunque Chicho lo intentó con poca fortuna en este siglo ¿Podría rescatarse aún?

–Soy de las que opino que todo lo que tuvo enorme éxito en su momento después no vuelve a funcionar. Cuando los recuerdos son agradables se agrandan y es lo que le pasa a este programa. Creemos que la gente era más alta, más guapa. Para recuperarlo de verdad habría que hacer otro programa y entonces ya sería el 4,5,6; no el 1,2,3.

–¿Cuánto hemos cambiado desde que usted llegó a España en 1970?

–Muchísimo. Esto es otro planeta. España ha mejorado mucho, es más igualitaria, más justa, no existe la censura de otros tiempos. Yo no podía ponerme un escote.

–Usted fue inmigrante, pero se siente española como la que más.

–Por supuesto. Y siempre me he sentido muy bien aquí. Yo a su vez soy nieta de emigrantes de Galicia y de Canarias, en Cuba y en Florida. Mi abuelo era militar y nació en El Ferrol...

Ding, dong, que usted presentó con Pajares, en 1980 es bisabuelo de MasterChef.

–La censura se lo cargó diciendo que no gustaba al público. Nos adelantamos treinta años. Los programas de cocina necesitan cocinarse a fuego lento.

–Elija entre José Antonio Plaza e Ibáñez Serrador

–No puedo. Plaza con 625 líneas, Ding Dong o Sabadabadá tuvo la visión de confiar en mí y convertirme en presentadora. Y con él fui la primera voz matinal femenina de la radio en España, con Viva la gente. Con Chicho hice el doctorado.

stats