Los apartamentos en Torrevieja de Mayra en el 'Un, dos, tres' (o los olivares en Granada)

Mayra con dos de las azafatas en su primera temporada en el 'Un, dos, tres', en 1982
Mayra con dos de las azafatas en su primera temporada en el 'Un, dos, tres', en 1982
Francisco Andrés Gallardo - Jefe de sección de Vitally

23 de octubre 2024 - 08:21

A raíz del apartamento entregado en El Hormiguero, ha surgido la memoria en homenaje de aquellos grandes regalos en el Un, dos, tres, justo cuando ha fallecido su conductora más memorable, la de los años 80, Mayra Gómez Kemp. El apartamento en la costa era el premio de más valor al que aspiraban los concursantes del juego de la Ruperta. Los inmuebles en Torrevieja, en época de expansión en la localidad alicantina, coincidieron con la etapa donde se hizo más frecuente este regalo y en unos años en los que los viernes por la noche se logró mayor audiencia. Por estimación, no existían los audímetros, pero en los lunes de 1987 se estimaban que el espacio de Chicho Ibáñez Serrador congregaba a unos 27 millones de espectadores. TVE por entonces aún apenas tenía competencia.

En la memoria colectiva parece que todos los apartamentos del Un, dos, tres estaban en Torrevieja, porque fue el lugar más recurrente, pero otros rincones se sumaron a esta geografía de los regalos de el concurso más visto. También hubo regalos menos recordados pero que hubiera tenido su aquel, como un olivar en la provincia de Granada, que estuvieron a punto de llevarse unos participantes en 1983. Por entonces la vivienda era bastane más barata respecto a los precios actuales. Un apartamento podía costar en torno al millón de pesetas, el doble de lo que podía costar un coche de gama media. Y ese olivar granadino no llegaba al millón.

Jordi Estadella, presentador del 'Un, dos, tres' en el año 1992.
Jordi Estadella, presentador del 'Un, dos, tres' en el año 1992. / Rtve

A lo largo de las diez temporadas del Un, dos, tres, de 1972 a 2004, el apartamento terminó siendo el regalo más atractivo aunque no fue apareciendo hasta la primera entrega en color con Kiko Ledgard, en 1976. Además de apartamentos por Torrevieja (en urbanizaciones que ahora incluso sufren problemas) se entregaron también viviendas en Almuñécar, Almería y Benalmádena, por señalar las tres localidades andaluzas que aparecieron, además de viviendas con vistas al Mar Menor, La Marina de Alicante, Jávea, Cullera e Ibiza, donde un concursante con vista se habría hecho de oro si lo hubiera vendido en la actualidad. En las ediciones de los años 90, con Jordi Estadella o Josep Maria Bachs, el apartamento ya era inevitable en cada entrega porque el espectador, entre TVE y las privadas, por formatos como El precio justo, que en 1989, con Joaquín Prat, ya entregaba lotes mareantes de más de 40 millones de pesetas, incluyendo coches, apartamentos, yates o joyas, reuniendo para un posible ganador lo que en el Un, dos, tres se concedían durante meses. El libro Guinness de entonces citaba a Manuel Martínez Couto como récord de premio en un concurso en todo el mundo cuando acertó un lote que costa 36,5 millones de pesetas (219.000 euros al cambio, y al poder adquisitvo actual más de 600.00 euros) con cinco coches, una embarcación motonáutica, un maletín repleto de billetes, un telescopio y un viaje espacial previsto para 1992 que no logró disfrutar.

El apartamento de El Hormiguero cuesta unos 300.000 euros, un precio en comparación a aquellos años del Un, dos, tres mucho más mayor dentro de los sueldos de entonces.

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