Llevar el Evangelio hasta los confines, donde no está Dios

Desde que estuvo en Lampedusa en julio de 2013, los viajes del Papa se centraron en la periferia, en trasladar la figura de Jesús a los más desfavorecidos del planeta

El Papa saluda a inmigrantes en Lampedusa en el primer viaje de su pontificado.
El Papa saluda a inmigrantes en Lampedusa en el primer viaje de su pontificado. / Efe

A la periferia de la periferia, al confín de la Tierra, a un lugar remoto, ignoto, inexplorado, donde no está Dios. Y hasta allí, hasta Vanimo, localidad del archipiélago oceánico de Papúa Nueva Guinea, llevó el Evangelio, el mensaje de Jesucristo, el papa Francisco en septiembre de 2024, su último viaje y donde conoció a miembros de tribus ancestrales. Enfermo y ayudado por una silla de ruedas, el Pontífice que llegó del "fin del mundo” atravesó el planeta hasta otro "fin del mundo”.

"Hay que ir a la periferia si se quiere ver el mundo tal cual es”, escribió Jorge Mario Bergoglio (Buenos Aires, 17/12/1936) en Soñemos juntos. El camino a un futuro mejor. Siempre atendió y cuidó a los más desfavorecidos en su Argentina natal y esa forma de obrar, de ser, de sentir, la trasladó al Vaticano cuando ocupó el trono de San Pedro el 13 de marzo de 2013 y se convirtió, tras la renuncia de Benedicto XVI, en obispo de Roma.

La singladura pastoral de Bergoglio desde su nombramiento lo ha llevado a 66 países en un total de 47 viajes fuera de Italia –Benedicto XVI estuvo en 23 países en 24 viajes en ocho años y Juan Pablo II, en 129 países en 104 visitas pastorales durante los 25 años de su pontificado–, aunque la primera visita de su pontificado fue relativamente cerca del Vaticano, a Lampedusa, donde quiso reunirse, cómo no, con seres marginales, parias de la sociedad, los inmigrantes que arribaban a cientos, a miles, a la isla siciliana en busca de un futuro. Jugándose la vida cruzando el Mediterráneo desde África, muchos de los migrantes se quedaron por el camino y otros lograron llegar a Europa en barcas, provocando una crisis migratoria. Francisco estuvo allí el 8 de julio de 2013 para denunciar la "globalización de la indiferencia”. "¡Nos hemos acostumbrado al sufrimiento del otro, no tiene que ver con nosotros, no nos importa, no nos concierne!”, clamó entonces.

Francisco posa con un sombrero mexicano en su visita a México en 2016.
Francisco posa con un sombrero mexicano en su visita a México en 2016. / Efe

Dos semanas después atravesó el Atlántico para su primera visita pastoral. El Papa viajó a Brasil para asistir en Río de Janeiro a la XXVIII edición de la Jornada Mundial de la Juventud, que llegó a congregar a casi cuatro millones de jóvenes de todo el planeta.

En mayo de 2014, el Pontífice acudió a Jordania, Palestina e Israel, con motivo del 50 aniversario del encuentro entre Pablo VI y el patriarca de Constantinopla Atenágoras I. Era de la cuarta visita pastoral a Tierra Santa realizada por un Santo Padre en tiempos contemporáneos. Prosiguió ese año su periplo evangélico en Corea del Sur (agosto), en Albania en una visita exprés de 12 horas a Tirana (septiembre), en Estrasburgo (Francia) para intervenir en el Parlamento Europeo (noviembre) y Turquía tras aceptar la invitación de Erdogan (noviembre).

Abrió 2015 con un viaje en enero a Sri Lanka –donde fue recibido en el aeropuerto de Colombo por 300.000 fieles– y Filipinas, donde estuvo para acompañar a los pobres ue sufrieron el tifón Yolanda. Voló hasta Bosnia y Herzegovina (junio) para fomentar el proceso de paz casi 20 años después de la guerra;un mes después hizo un histórico viaje a Ecuador, Bolivia y Paraguay para pedir perdón por los crímenes en la conquista de América. Entre verano y otoño Francisco aterrizó en Cuba y la costa este de Estados Unidos, y cerró el año en noviembre con encuentros con las más desfavorecidos en Kenia, República Centroafricana y Uganda.

El Pontífice recibe un obsequio en Emiratos Árabes Unidos en 2019.
El Pontífice recibe un obsequio en Emiratos Árabes Unidos en 2019. / Efe

Salvo México, en febrero, en 2016 Bergoglio no salió de Europa y Asia. Quiso abrazar a los refugiados de Moria, en la isla griega de Lesbos (abril) y luego visitó Armenia (junio), la ciudad polaca de Cracovia por la Jornada Mundial de la Juventud (julio), Georgia y Azerbaiyán (septiembre-octubre) y Suecia (octubre-noviembre).

Egipto (abril), Fátima por los 100 años de las apariciones marianas (mayo), Colombia (septiembre) y Bangladesh y Birmania (noviembre-diciembre), donde llevó la palabra de Dios a los más marginados, fueron las paradas papales en 2017.

Regresó Francisco a América (Chile y Perú) en 2018 (enero) y continuó sus viajes pastorales en Suiza (junio), Irlanda (agosto) y Estonia, Letonia y Lituania (septiembre), antes de embarcarse en su gira más prolongada desde su pontificado, en 2019, cuando visitó 11 países en siete viajes:Panamá para la Jornada Mundial de la Juventud (enero), Emiratos Árabes Unidos (febrero) en la primera aparición de un Papa en la Península Arábiga, Marruecos (marzo), Macedonia del Norte y Bulgaria (mayo), Rumanía (mayo-junio), Mozambique, Madagascar y Mauricio (septiembre) y Tailandia y Japón (noviembre).

Tras un año sin desplazamientos por el Covid, Francisco fue marzo de 2021 donde nunca estuvo ningún Pontífice: Iraq. Hungría y Eslovaquia (septiembre) y Chipre y Grecia (diciembre) cerraron su ronda evangélica.

Francisco estrecha la mano a una indígena en Papúa Nueva Guinea.
Francisco estrecha la mano a una indígena en Papúa Nueva Guinea. / Efe

Malta (abril), Canadá (julio), Kazajistán (septiembre) y Baréin (noviembre) conformaron su agenda pastoral en 2022 y un año después visitó Hungría (abril), Portugal por la Jornada Mundial de la Juventud (agosto), Mongolia (agosto-septiembre) y Francia (septiembre). Sus últimos viajes, en 2024, lo llevaron las lejanas Indonesia, Papua Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur (septiembre), a Luxemburgo y Bélgica (septiembre) y a Ajaccio, en la isla francesa de Córcega (diciembre).

Los viajes de Francisco a menudo han sido a países de minoría católica, demostrando que es un líder mundial no sólo para los católicos, a lugares remotos donde apenas se halla una huella de Dios y a sitios muy necesitados del foco mediático y de atenciones. El Papa y su presencia en la periferia.

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