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Carmen Pérez
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Nutrición y dietética
Nuestra dieta tiene un impacto directo en nuestra salud y en lo que será de ella a largo plazo. Una de las bases de un organismo sano y en equilibrio es precisamente la alimentación. Así lo ha vuelto a corroborar una investigación llevada a cabo por la Universidad Estatal de Iowa, en Estados Unidos, y que ha sido publicada recientemente en la revista científica Journal of Alzheimer’s Disease. En este caso, las modificaciones en las dietas, que incluyen más vino y quesos, pueden ayudar a reducir el deterioro cognitivo.
Los participantes también respondieron preguntas sobre su consumo de alimentos y alcohol al inicio del estudio y mediante dos evaluaciones de seguimiento. Además, el cuestionario de frecuencia alimentaria preguntó sobre su ingesta de frutas frescas, frutas secas, verduras crudas y ensaladas, verduras cocidas, pescado azul, pescado magro, carne procesada, aves, ternera, cordero, cerdo, queso, pan, cereales, té, café, cerveza, sidra, vino tinto, vino blanco, cava y licor.
El equipo analizó datos recopilatorios de 1.787 adultos mayores (de 46 a 77 años al finalizar el estudio) en Reino Unido a través del UK Biobank, una base de datos biomédica a gran escala y un recurso de investigación que contiene una gran cantidad de información genética y de salud de medio millón de personas.
Así, los participantes completaron una prueba de inteligencia fluida (FIT) como parte del cuestionario de pantalla táctil al inicio (complicado entre 2006 y 2010) y luego en dos evaluaciones de seguimiento. En análisis de FIT proporciona una instantánea en el tiempo de la capacidad de un individuo para “pensar sobre la marcha”.
"Me sorprendió gratamente que nuestros resultados sugirieran que comer queso y beber vino tinto de manera responsable a diario, no solo es bueno para ayudarnos a hacer frente a nuestra actual pandemia de COVID-19, sino quizás también a lidiar con un mundo cada vez más complejo que nunca parece detenerse'', señaló una de las expertas.
Si bien los expertos están analizando si esto sólo está relacionado con la dieta de las personas ricas, todavía se necesitan ensayos clínicos aleatorios para determinar si los cambios dietéticos simples pueden ayudar significativamente a nuestro cerebro. Según los factores genéticos que tengamos, algunas personas tienen menos probabilidades de padecer la enfermedad de Alzheimer mientras que otras tienen más riesgo. La elección de alimentos puede prevenir esta enfermedad y el deterioro cognitivo. Quizás la solución milagrosa que estamos buscando es mejorar nuestra forma de comer.
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