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Las aguas vuelven a su cauce. Tras la tempestad vuelve la calma y la esperanza. Llevamos semanas embargados por el dolor, el sufrimiento, la impotencia, la incertidumbre, ante la catástrofe que ha destruido y asolado a diferentes pueblos de Valencia, y de otros lugares de España. La dana asesina nos ha sumido en la desesperación y en la tristeza. Escuchamos los testimonios de personas que han perdido a seres queridos y que han visto su vida en peligro, inundada su casa, su negocio, su coche, su pueblo, su ciudad, y nos estremecemos al ver tanta desgracia. El ser humano suele ser empático y solidario con el dolor y el sufrimiento de los demás. Los compatriotas afectados directa o indirectamente por esta tragedia viven sumidos en un choque emocional, presa del miedo y el pánico. Deberán tratar de superar el horror sufrido con resiliencia, aunque es fácil decirlo, si no estás en la piel y en el alma de quienes lo han padecido. Pasan los días y los afectados siguen sumidos en la desesperanza, al ver que las ayudas son insuficientes. Bomberos, policías locales, Ongs, 8.500 militares y 10.000 policías y guardias civiles se hayan en las zonas más afectadas, y se avanza aunque queda mucho por hacer. Nos queda la esperanza en el ser humano que responde solidariamente como hacen los miles de voluntarios que armados de palas, cepillos, y bolsas de alimentos, medicamentos y artículos de primera necesidad, acuden a los pueblos afectados para prestar auxilio y ayuda emocional a los vecinos. “La esperanza es el único bien común a todos los hombres; los que todo lo han perdido la poseen aún” ( Tales de Mileto).
Desde el martes 29 de octubre, la conversación gira en torno a la tragedia que se ha cobrado más de 200 víctimas, y una treintena de desaparecidos. Los afectados y los ciudadanos en general se hacen muchas preguntas. ¿Porqué se tardó tanto en enviar los mensajes de emergencia? ¿El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, debería haber declarado el grado 3 de emergencia y haber asumido el control de la situación? Le hubiera caído la mundial por parte de la oposición, por sustraer competencias que tiene la Comunidad de Valencia. La fuerza destructiva de la dana en poco tiempo impidió una actuación inmediata, viniera de donde viniera. Se podrían haber salvado vidas de haber informado a la población desde la mañana, como sí hizo la Universidad de Valencia. Y más preguntas. ¿Porqué se retiró por parte del actual Gobierno de la Generalitat, la Unidad Valenciana de Emergencias creada por el anterior presidente Ximo Puig, en febrero de 2023, un cuerpo que estaría dotado con un millar de efectivos? “Entre otros males a que está sujeta la naturaleza humana uno de ellos es la ceguera del alma, que obliga al hombre a errar y le hace todavía amar sus errores” (Montaigne).
En estos trágicos días, la ciudadanía quiere saber la verdad de lo ocurrido, las posibles negligencias y responsabilidades políticas, el porqué hay gente, con responsabilidades públicas que niega la existencia del Cambio Climático y las consecuencias que acarrea, como hemos comprobado ahora. Miles de ciudadanos se manifestaron en Valencia y en otras ciudades contra la gestión de la Generalitat. En toda esta emergencia ante la catástrofe hemos oído mentiras y bulos por parte de responsables públicos, y manipulación de los hechos en las redes y en algunos medios de comunicación, con flaco favor a la verdad y a la transparencia informativa. “El mentir es oficio de los siervos, y de los hombres libres, decir la verdad” (Apolonio)
En El espíritu de la esperanza, el filósofo surcoreano Byung-Chul Han, doctorado en Friburgo y residente en Alemania, señala: “Merodea el fantasma del miedo. Permanentemente nos vemos abocados a escenarios apocalípticos como la pandemia, la guerra mundial o las catástrofes climáticas: desastres que continuamente nos hacen pensar en el fin del mundo o en el final de la civilización humana”. Y más adelante: “La democracia puede derrumbarse, si cedemos ante el miedo, pues solo prospera en un ambiente de reconciliación y diálogo”. Ojalá los políticos se reconcilien, dialoguen, dejen la crispación y trabajen por una España mejor para todos, como estamos viendo que se hace en Valencia. Han escribe: “El régimen neoliberal es un régimen del miedo”. Lo acabamos de ver en las elecciones en EEUU. “La angustia se produce cuando se hunde el suelo sobre el que se asentaba el mundo cotidiano. Frente a la angustia, dice Han, la esperanza nos abre la puertas al futuro, a lo que aún se está gestando”. Confiemos en que la esperanza permita a los afectados por la tragedia, recuperar cierta normalidad y reconstruir su futuro. Se lo deseamos con todo el afecto y la solidaridad desde Andalucía.
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