Una Europa debilitada recibe a Trump

La vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca a partir del próximo 20 de enero va a conllevar un cambio profundo en la geopolítica internacional que va a coger a Europa en una situación de extrema debilidad. Las dos grandes potencias de la Unión, Francia y Alemania, atraviesan una profunda crisis política que tiene también derivadas económicas y sociales. En Francia, los errores cometidos por el presidente Emmanuel Macron han llevado a una complicada gobernabilidad, con el agravante de que la Asamblea Nacional no se podría disolver hasta el próximo mes de julio, lo que bloquea la posibilidad de volver a convocar elecciones inmediatas para dar una salida a la crisis. Mientras tanto, la prima de riesgo del país alcanza niveles que han alarmado a las principales instituciones económicas del continente y que hacen temer un bache económico de consecuencias graves. En la actualización de sus previsiones para el cierre de este año la OCDE fija para Francia un crecimiento del 1,1%, mientras que el de España sería de un 3%. El panorama en Alemania es todavía peor. La recesión económica es una realidad y con suerte este año el incremento del PIB será del 0%. El estallido de la coalición de gobierno y el fracaso del canciller Olaf Scholz han abocado al país a unas complicadas elecciones, convocadas para el 23 de febrero, en las que la extrema derecha puede convertirse en la clave de la gobernabilidad. Por si ello fuera poco, la Comisión Europea, presidida por la conservadora Ursula von der Leyen, acaba de iniciar un mandato que va a estar marcado por la profunda división entre las fuerzas políticas que la componen. Europa tiene en esta situación todas las papeletas para que su influencia y su papel en la escena mundial se vea cada vez más disminuido. Trump va a marcar unas líneas de política exterior muy alejadas de los intereses de Europa. La debilidad estratégica del continente es la peor forma de afrontar este tiempo nuevo.