
Monticello
Víctor J. Vázquez
Una pérdida de tiempo
Del Gran Eje a la Alameda
Si en septiembre de 2023 un grupo de músicos jiennenses amortiguaron su impaciencia a base de talento armonizando con sus violines un vagón inmovilizado por un retraso con las melodías del Canon de Pachebel y aquello se viralizó poniendo en evidencia la eficacia de los trenes en los que vamos y venimos los jiennenses, de nuevo reincidimos en las calamitosas condiciones en que se somete al pasajero de esta tierra cuando se dispone a viajar en tren.
El ínclito Mikel Sainz ha dado cuenta de ello en la otrora red social Twitter y ahora denominada simplonamente X, al twittear una bochornosa peripecia en su último viaje de Jaén a Sevilla en tren.
Hay quienes le han señalado su militancia en el Partido Popular y su empleo en la Junta para deslegitimar su crónica- denuncia de los hechos. No es mi caso, ya que lo conozco desde que aterrizó como estudiante de Derecho en la UJA y fue a parar a la misma promoción de mi hermana, motivo por el cual empecé a ser testigo de las andanzas de este jiennense que procede de esa curiosa comunidad mitad navarra- mitad jiennense que se extiende por Sierra Mágina y que hace que proliferen por Jimena, Bedmar y municipios adyacentes las camisetas del Osasuna y en los colegios se pase lista enumerando a niños y niñas con nombres en euskera, algo que da sin duda para un profundo análisis sociológico.
Mikel tardó en llegar a Sevilla un poquito menos de lo que podría hacerlo a Pamplona cuando sube en julio por San Fermín. Seis horas entre autobuses, transbordos, incomunicación e intemperie.
Una odisea que él ha retratado para demostrar por enésima vez el desbarajuste ferroviario de la provincia de Jaén. Sea en la dirección que sea y cuando sea.
Las fotos y videos de su hilo de Twitter (o de X) destapan la sonrojante escena de los viajeros abandonados a su suerte en estaciones remotas o viajando hacinados de pie traspasando los límites de la mínima seguridad.
Un capítulo que no es aislado, sino que viene a sumarse a la ingente cantidad de episodios funestos protagonizados por lo ferroviario a los hijos de esta tierra a la que cuesta un mundo llegar en tren, y visto lo visto, también cuesta lo suyo salir dignamente de ella aunque sea a la capital de la región. Donde precisamente todo sí llega.
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