
Cambio de sentido
Carmen Camacho
La ideología son los otros
Rosa de los Vientos
De las grandes crisis surgen grandes oportunidades. O eso repiten, al menos, los gurús económicos optimistas. Desde luego, el órdago del presidente Trump con los aranceles es uno de esos momentos decisivos para replantearse, a la fuerza, toda la estructura económica mundial tal y como la conocemos.
En una provincia con más de sesenta y cinco millones de olivos (quizá me quede corta, porque las cifras aumentan con misteriosa frecuencia), con semejante dependencia de un monocultivo, no se puede mirar hacia otro lado y pensar que los desplomes de las bolsas de estos días no van a llegar a Jaén. Estaremos incomunicados, pero no tanto.
Seguro que el debate se hace un hueco el mes que viene, durante la celebración Expoliva. Es de esperar que se aproveche la presencia de expertos en la materia a nivel mundial para plantear alternativas/soluciones en este inquietante panorama actual, en el que Trump, lejos de preocuparse por el tiro en el pie que sus aranceles generan también al consumidor estadounidense, se enroca en su postura cuál avestruz insensata.
Por lo pronto, con las medidas arancelarias impuestas vuelve a planear el fantasma de otra subida de precios del aceite que repercutirá en el bolsillo de los de siempre, los consumidores, ahora que parecía que se entraba en la senda de la estabilidad. No hay que olvidar que, en el caso del aceite de oliva, el 40% de las exportaciones tiene como destino Norteamérica, un dato que da una idea del hachazo que puede suponer para una provincia que es el mayor productor mundial. Se habla ahora de abrir mercados en China y otros países asiáticos, pero una cosa es decirlo y otra hacerlo realidad en unos lugares tan amigos de otros tipos de grasas como la colza.
Detrás de esta medida “trumpista” hay quien ve, también, la estrategia de trasladar al resto del mundo el déficit comercial estadounidense, aunque eso son lecturas macroeconómicas que Dios me libre de intentar explicar aquí.
Después de varias jornadas negras consecutivas en las bolsas mundiales, todo vale menos quedarse de brazos cruzados.
El consejero de Agricultura, Ramón Fernández-Pacheco, lanzaba este domingo un mensaje de “tranquilidad” ante el impacto de los aranceles en los productos agroalimentarios y señalaba que “con los precios actuales, podemos salir a los mercados”.
Que me perdone el señor consejero, pero en Galicia hay un dicho tan escatológico como apropiado para esta ocasión. “Tranquilo morreu cagando”. No necesita traducción.
Como decía en su último artículo el director, José Manuel Serrano, en alusión a la postura del PP de Sal Telmo sobre la sanidad andaluza, “ha llegado el momento de hacer algo más que despejar balones fuera”. Con la reacción de Europa frente a Trump sucede lo mismo. Menos tranquilidad.
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