Tontos del ‘tó’ y ‘pa’ siempre

La ciudad y los días

25 de septiembre 2024 - 03:09

Seiscientos académicos británicos, entre ellos siete premios Nobel, se han rebelado contra la decisión de la ministra de Educación y de Mujeres e Igualdad, Bridget Phillipson, de suspender la legislación que protege la libertad de expresión en los campus universitarios. Se pretende sancionar legalmente lo que viene haciendo la cultura de la cancelación hace años. En la carta colectiva enviada al Ministerio se denuncia que “cientos de académicos y estudiantes han sido acosados, censurados, silenciados o incluso despedidos durante los últimos 20 años por la expresión de opiniones legales. Esta situación tiene graves consecuencias para todos nosotros”.

Las señales de alarma han sido muchas. Hace siete años el sindicato de estudiantes de la Escuela de Estudios Orientales y Africanos de la Universidad de Londres exigieron que se retirara del currículo a los filósofos occidentales –entre ellos Platón, Kant o Descartes– por ser “blancos y colonialistas”, y que solo se incluyera a pensadores de África y Asia para “eliminar el legado cultural y epistemológico dentro de nuestra universidad”. Es decir, restar en vez de sumar. Lo contrario de lo que hizo Karl Jaspers en Los grandes filósofos, su muy personal historia del pensamiento a la que dedicó sus últimos años de vida y no me canso de recomendar, en la que incluyó en el volumen Los hombres decisivos a Sócrates, Buda, Confucio y Jesús, en Los fundadores del filosofar a Platón, Agustín y Kant, y en Los metafísicos que pensaron desde el origen a Anaximandro, Heráclito, Parménides, Plotino, Anselmo, Lao-tse y Nagarjuna. Paganos, cristianos, budistas o ateos, fundadores de religiones o de corrientes de pensamiento, griegos, alemanes, chinos o indios, en un arco que va del siglo VI antes de Cristo al XVIII.

Y cuidado con lo de antes de Cristo, que también se ha cancelado, cambiándolo, para no molestar a nadie, por antes o después de la era común, estupidez que mantiene el cambio de era, pero oculta al personaje que lo motivó. Puestos a cancelar a Cristo y el cristianismo, adóptese el calendario solar conocido más antiguo del mundo, el del yacimiento de Göbekli Tepe (Turquía), tallado hace 12.000 años, por lo que supera sin connotaciones a nuestro calendario, al hebreo, que nos situaría en el año 5784, y al chino, que lo haría en el 4722. Como dice José Mota: “Tontos del tó, no pa un rato, del tó y pa’siempre”.

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