Tocata y fuga de Jaén Merece Más

Se podría entender, a priori, que la relación entre PP y Jaén Merece Más (JM+) es un matrimonio canónico, chapado a la antigua, de bienes gananciales. Mas fue este un amor tardío y circunstancial, con la sinceridad siempre puesta en entredicho y la opción promiscua a la vuelta de la esquina.

Así las cosas, en las capitulaciones matrimoniales (el lenguaje no engaña en lo de capitular) se optó con lo de no amarrase más de la cuenta y dejar escrito una separación de bienes expresa para, llegado el caso, poder vender cada uno lo suyo. Lo que la demoscopia ha unido, ya te digo si lo puede separar el partido o el despecho.  

Atribulado anda el alcalde, Agustín González, con la soledad creativa del rapsoda que lleva dentro, buscando palabras para conjurar el desencanto otoñal y el frío que acabará llegando. El barco velero estaba cargado de “sueños”, 101 medidas que podrían haber sido las mil y una noches, será por pedir. Es lo que tiene la pasión, el desenfreno, el ardor de la primera vez. Nos lo creemos todo.

Uno escribe, mezcla deseos y realidad, y firmas cegado con la ilusión del primerizo. No hay notarios, ni curas llegados el caso, que aporten algo de cordura al momento. Te crees a pie juntillas al genio de la lámpara y que será cuestión de frotar y frotar.

Pero al cruzar la bahía, muy pantojil esto, el marinero de luces, sin que haya llegado la mitad de legislatura, se ha pirado y te deja sentada en la orilla y con unos presupuestos para Jaén que son una ruptura en diferido. Otro papel mojado.

Cambio de tercio. En los cuarteles de invierno de Jaén Merece Más se escucha una pieza compuesta para órgano, sostienen que por Johann Sebastian Bach, “Tocata y fuga en re menor”. Por seguir con el símil clásico, la tocata es una creación libre, sin estructuras fijas, ni claras jerarquías (añadimos), como si fuera un desgobierno. Se repite en sucesivas ocasiones, pero cada vez con una octava más grave. Los acontecimientos se suceden con un “in crescendo” narrativo que alcanza el clímax con unos presupuestos para Jaén que son un castillo de naipes en esta ventosa ciudad.  

Escriben los estudiosos musicales que la tocata es el preludio de la fuga. Será verdad, porque los demás tocamos de oído.