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Ildefonso Ruiz
¿A qué esperas, Alberto?
Cuando los primeros exploradores de la Monarquía Hispánica pisaron lo que aún no sabían que era un nuevo continente lo denominaron Reino de Tierra Firme. Poco después, la zona de los actuales países de Venezuela, Colombia y Panamá pasó a llamarse Castilla del Oro. Luego vinieron los virreinatos; más tarde, la independencia y ahora las repúblicas bananeras, amparadas por poderes políticos y económicos de origen externo.
Podría decirse que los países iberoamericanos siempre han sufrido el saqueo y la extorsión de potencias extranjeras y no podemos negarlo. Pero creo que también es hora de superar ese victimismo que solo alimenta excusas en sus propios gobiernos para tapar su incompetencia permanente a la hora de afrontar el presente y futuro de sus respectivos Estados.
Hace unas semanas asistimos al último esperpento por aquellos lares en forma de elecciones presidenciales en Venezuela, si se le puede llamar elecciones a semejante secuestro de las libertades. Ya a final del año pasado presenciamos otro sainete parecido con la investidura de un loco con motosierra al mando de Argentina. Hace poco más de un mes tuvo lugar un intento de golpe militar en Bolivia... Y así todo desde hace décadas, mientras comen palomitas al norte de Río Bravo.
América no se hunde porque es Tierra Firme, pero sus cimientos políticos hacen aguas por todas partes. Unas veces por imposición y otras por decisión personal parece que los pueblos americanos siempre eligen mal a sus gobernantes y, sinceramente, creo que harían mejor en comenzar a reflexionar sobre su realidad y en asumir responsabilidades en lugar de añorar glorias que jamás regresarán. Puede que en el fondo todo se deba a una sensación de nostalgia al sentirse herederos de un pasado demasiado grande que no han sido capaces de gestionar de forma positiva. Quizá haya en ello un falso orgullo que en el fondo siempre encubre un grave problema de autoestima y un complejo de inferioridad. Puede que sigan buscando El Dorado y por eso siempre naufragan. Solo espero que algún día lleguen a buen puerto, como países hermanos nuestros que son...
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