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La peor de las corrupciones es conseguir que la corrupción misma sea aceptada por los ciudadanos y los medios de comunicación como algo contra lo que no se puede hacer nada. Es un logro de Pedro Sánchez, que aunque reza como el menos corrupto de los presidentes de la democracia, es en realidad el que ha conseguido que ya nos importe un pimiento si roban o no nuestros gobernantes, porque lo hacen a manos llenas y a plena luz del día. No hay una sola institución española que no esté salpicada de mugre en este asunto de la corrupción. Hasta ahora no había entrado en la Moncloa y no hace mucho que el juez Peinado entró en esa casa para tomarle declaración al presidente y marido de una investigada, Begoña Gómez, por tráfico de influencias y corrupción en los negocios, y parece que la que se le viene encima es de aúpa.
No había pasado nunca esto, pero el presidente, que llegó al poder precisamente pidiendo apoyos para echar al anterior, Mariano Rajoy, por corruptelas en su partido, como si no fuera con él. Este no se va ni a tiros, Dios nos libre. Está acorralado, quizá como no había pasado nunca, pero le da igual y le importa un bledo el daño que se le está causando a la imagen de España en el exterior. Este señor se ha cargado un partido histórico como es el PSOE, la mayoría de las instituciones democráticas y va camino de acabar con la democracia misma, como no hace mucho aseguró uno de los grandes diarios del mundo, The Economist, en cuyas páginas se refirieron a Sánchez como “un peligro para la democracia española”. ¿Qué más tiene que pasar para que haya un acuerdo de todos los partidos democráticos y que este gobernante tan cutre y peligroso se vaya y se convoquen elecciones?
Cada día será un sobresalto. Cuando no es por sus cesiones a Bildu –gracias a él su partido valida con sus socios que los etarras no arrepentidos puedan ir en las listas electorales–, demostrando que es el mayor traidor a las víctimas de ETA, es por la bajada de pantalones ante los independentistas catalanes o las golfadas del ex ministro Ábalos, que es muy fuerte que un tipo así haya tenido tanto poder y tantos años en el partido y en el Gobierno. Si al final hay Presupuestos Generales del Estado, que es muy probable, porque Sánchez compra lo que haya que comprar, agotará la legislatura y esto quiere decir que estará hasta 2027. Sí, con Txapote en las listas electorales de Bildu y, seguramente, Otegi de lendakari. ¿Es o no un traidor chapoteando en un lodazal?
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