Presupuestos, aborto y embudos

La ciudad y los días

16 de enero 2025 - 03:08

Através de un periódico nacional que tiene la deferencia de interesarse por la aprobación de nuestros presupuestos municipales para 2025 me entero de que suscribir convenios con la asociación Provida y con programas de natalidad es cosa reaccionaria y de extrema derecha. Será porque considera que matar fetos es muy progresista, celebra el aborto como la conquista de un derecho en la lucha por las libertades de la mujer, en vez de deplorarlo como la triste consecuencia de un fracaso de la educación sexual, que el feto al que se da muerte no existe y que cuando se decide sobre un cuerpo en gestación no se está decidiendo sobre él, sino sobre el de la gestante (“mi cuerpo es mío, yo decido”).

Una batalla perdida, lo sé, porque de ser una antigua reivindicación feminista que tenía su lógica cuando no había educación sexual, estaba limitado el acceso a los anticonceptivos, muchos de los actuales no existían y sobre los hijos naturales y las madres solteras pesaban duras penalizaciones sociales y discriminaciones legales, el aborto ha pasado a ser una exigencia del poder consumista que la izquierda reivindica como suya y la derecha tolera callando o defiende.

En las informaciones sobre la aprobación de los presupuestos también me entero de que el PSOE afirma que “el destino de Sevilla se ha decidido desde un despacho de Madrid”. Curiosa afirmación hecha desde el partido cuya candidata a las próximas elecciones autonómicas se ha decidido desde un despacho de Madrid. Concretamente desde el de Presidencia en la Moncloa, como ha sucedido en los casos de Pilar Alegría en Aragón, Carlos Martínez en Castilla y León u Óscar López en Madrid (después de ser defenestrado Lobato tras conocerse su cautelosa visita al notario y sentirse, según sus propias palabras, víctima de un “linchamiento” por parte de “algunos dirigentes” de su partido).

Está claro que la bondad o maldad de los actos, y su aplauso o reprobación, no dependen de lo que se haga, sino de quién lo haga. Nada nuevo. Ya dijo Covarrubias allá por 1611 en su Tesoro de la lengua castellana o española que la palabra embudo se utiliza “quando alguno es muy escrupuloso para los otros y licencioso para sí, suelen dezir que beve por lo ancho del embudo, y a los demás da a bever por lo angosto”. Es la ley del embudo que la RAE define como “la que se aplica con desigualdad, estrictamente a unos y ampliamente a otros”.

stats