La plaza de Bernini

Fragmentos

Se cuenta que cuando Gian Lorenzo Bernini, el gran escultor, arquitecto y pintor, acudió al Vaticano a presentarse al recién elegido papa Clemente X, este le saludó como artífice de grandes obras en Roma. El artista le contestó que había tenido la gran suerte de contar con la confianza del Vaticano durante toda su carrera a lo que el pontífice replicó que la suerte había sido del Vaticano al poder contar todos esos años con Bernini. En estos días de celebración de las exequias del papa Francisco, cientos de miles de personas han podido honrar la capilla ardiente del Pontífice, al pie del baldaquino de bronce que Bernini realizó entre 1624 y 1633 por encargo del papa Urbano VIII. Y sin duda el gran centro de todas las miradas ha sido durante todos estos días, especialmente el pasado sábado durante el gran funeral, la plaza de San Pedro, espacio central del Vaticano y de la iglesia de Roma. Su diseño ovalado y la grandiosa y magistral columnata de mármol travertino es la obra arquitectónica capital de Bernini, cuya vida y obra (1598-1680) abarcó prácticamente el siglo XVII, el siglo del Barroco, que significó mucho más para la cultura occidental que un movimiento artístico o un estilo arquitectónico.

Aunque solamente hubiera realizado esas dos obras, sería una figura central de la historia del arte, pero además Bernini es el artífice de la fuente de los Cuatro Ríos en la Plaza Navona, la Escala Regia de los Museos Vaticanos, los ángeles monumentales del puente de Sant’Angelo, del Rapto de Proserpina, Apolo y Dafne y el David de Villa Borghese y el indescriptible Éxtasis de Santa Teresa de la capilla Cornaro en la iglesia de Santa María de la Vittoria también en Roma y numerosas esculturas de todos los tamaños como la Barcaccia en la Plaza de España de la capital italiana. Supongan por un momento que Velázquez y Bernini se conocieron durante el papado de Inocencio X. Los dos genios coincidieron temporalmente en Roma y en el Vaticano durante el segundo viaje del español a Italia, cuando ambos realizaban respectivamente, el retrato y el busto del Papa en 1650. Ambas obras se encuentran en la actualidad en la Galería Doria Pamphili de Roma, lugar de peregrinaje para cualquier amante del arte. ¿Se imaginan la hipotética escena y el encuentro de sus miradas?

Pero sin duda es la Plaza de San Pedro la que concita en estos momentos nuestra atención y la del mundo entero por el entierro de Francisco. Su diseño complejo, aunando a todos los edificios y calles colindantes, comenzando por la fachada de la basílica, la suave pendiente del lugar, todos los elementos preexistentes como el Obelisco y fuentes, obligaba a una solución potente y unitaria pero capaz de resolver todos los elementos preexistentes. Tras unos tramos de edificios rectos, fugados en perspectiva a la fachada principal, se abren en forma rotunda los dos brazos de la columnata ovalada, de gran simbología y de perfección geométrica. Sin duda y definitivamente la plaza de Bernini.

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