
¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Olor a mar
¡Oh, Fabio!
Andan algunos muy molestos porque el Ayuntamiento de Sevilla va a poner en marcha una Oficina de Apoyo a la Maternidad de marcado perfil provida. A los detractores de la iniciativa les irritan especialmente tres cuestiones: la condición antiabortista de la iniciativa, que se le hayan asignado fondos que, en principio, iban destinados a programas de ayuda a la inmigración ilegal y que su puesta en marcha sea una cesión del alcalde José Luis Sanz a Vox a cambio de su apoyo a los presupuestos municipales (política, vamos).
Por parte del arribafirmante ninguna objeción al espíritu provida de la iniciativa. Aunque para algunos la irrupción voluntaria del embarazo es la culminación de la Ilustración, el culmen de la emancipación femenina, todo aborto es un paso doloroso para la mujer que lo practica y, sobre todo, para el nascituru que lo padece. A nadie debería molestar –incluso a los más férreos partidarios del aborto libre y gratuito– que el Ayuntamiento disponga una oficina en el que se facilite a las mujeres más vulnerables a seguir adelante con su maternidad si es lo que desean. A no ser, claro, que la ideología pueda más que la más simple humanidad. He aquí el primer hurra por la iniciativa.
Ahora viene el pero. Para poner en marcha esta Oficina de Apoyo a la Maternidad se han detraído fondos de programas de ayuda a inmigrantes ilegales, de lo que Vox ha hecho gala. He aquí otro ejemplo de cómo la ideología puede más que la simple humanidad. Vox debería comprender que el hecho de atender a seres humanos en condiciones más que precarias no está reñido con que se puedan defender posturas más o menos restrictivas respecto a este fenómeno, por mucho que sus cálculos electorales les digan lo contrario.
Y el segundo hurra. La cesión del alcalde a Vox no supone, como afirman algunos, “comprar la agenda de la ultraderecha”. Más bien es la constatación de la pluralidad y la diversidad de la sociedad española y sevillana. Le guste o no a los forjadores de la actual moralidad pública, Vox es una realidad humana y electoral, cientos de miles de personas y votos que no se pueden ignorar sistemáticamente y, mucho menos, atacar con saña sin más argumentos que arrastrar las erres cuando se pronuncia la palabra “ultraderecha”. Precisamente, hay que animar a Vox a frecuentar más esta línea de abandonar el continuo recurso a la soflama y buscar medidas que faciliten la vida a españoles concretos. Esta oficina, sin duda, es un paso en esa dirección.
También te puede interesar
¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Olor a mar
La Rayuela
Lola Quero
Escaqueos en el juzgado
Crónicas levantiscas
Juan M. Marqués Perales
El asceta de la izquierda
Las dos orillas
José Joaquín León
El Cachorro en el Vaticano
Lo último