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Un buen número de españoles, ante los acontecimientos de estos días, deben estar planteándose la misma triste pregunta, repetida desde hace siglos: ¿Por qué a España la acechan, una y otra vez, las desgracias políticas como si un destino adverso la persiguiera? Hasta el extremo de haberse impuesto el color negro como el símbolo más adecuado para aludir a unos episodios que, cada cierto tiempo, tiñen la vida española con fatal maleficio. ¿Es un problema de susceptibilidad de un carácter nacional eternamente dolido, o se trata de una interesada invención por parte de supuestos enemigos, es mera leyenda o hay motivos reales para ello, acaso sucede algo parecido en otras naciones? Esta ristra de preguntas y otras similares, siguiendo las huellas de Ganivet y otros noventayochistas, circulan ante las alarmantes situaciones políticas actuales que vuelven alterar el porvenir de una España que, si no redimida, parecía cuando menos normalizada desde hace casi medio siglo. Porque lo peor de los augurios negros –que de nuevo la sacuden– es que recuerdan episodios galdosianos y valleinclanescos ya vividos, que retornan con nuevas ínfulas de aquel pasado. Los viejos carlistas vuelven ahora disfrazados de separatistas, los antiguos caciques se reinstalan en el gobierno con las mismas corrupciones, aunque más disimuladas y la ciudadanía beligerante anda escindida radicalmente en dos, pero con los pasos cambiados: la izquierda de ahora lucha por hacer más ricos a los ricos de Cataluña, y, con tal de ostentar unos años más, cargos y poder, se ha difuminado en la nada ideológica, sin temor alguno a una derecha desnortada, sin criterio ni rumbo. Ante tantos extravíos, en efecto, los males de la patria se presentan cada vez más negros. Negros como el hollín. ¿Existe algún remedio? Por suerte, para el que quiera cuando manos conocer algunas competentes reflexiones sobre el porqué de esta negra suerte de España, precisamente acaba de publicarse un libro, en cuya recomendable lectura se pueden encontrar si no remedios sí atinadas consideraciones sobre este recurrente problema español. El libro se titula Grises, sombras y reflejos de la Leyenda Negra en las letras españolas (Siglos XVIII-XX), recoge textos de once autores y ha sido coordinado por Fernando Durán López y Eva María Flores Ruiz (que llevan realizando a este respecto, en la Universidad de Córdoba, una larga y encomiable labor) y editado por la Universidad de Cádiz. Con su lectura no se garantiza ninguna milagrosa curación de los atávicos males de España, pero sí se comprenderán muchísimo mejor.
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