San Roque de vuelta
Moreno y su talón de Aquiles
EN LINEA

Casi todo son buenas noticias para el Gobierno de Moreno Bonilla, en las encuestas cercanas y, también, en las que son menos condescendientes cabalga a lomos de una mayoría absoluta que tranquiliza al séquito. Pero hasta en el CIS casero se atisba la flecha que puede herir al gigante.
A los andaluces nos preocupa, sobre todo, el paro y ese es un lamento recurrente que lo tenemos interiorizado porque el tejido industrial recio no siempre está a mano. En segundo lugar, nos quita el sueño la sanidad, que iguala mucho, incluso, a andaluces de distinta condición, porque el carné político no coge en los bolsillos de los transparentes batines del Servicio Andaluz de Salud.
Y hete aquí que la maltrecha sanidad fue un Caballo de Troya por el que, entre otras razones, entró el Partido Popular a San Telmo después de cuarenta años de ininterrumpidas victorias socialistas. Al contrario que en la mítica creación, aquí el ingenio guerrero se construyó en la plaza pública, no hubo estrategia secreta. Se hizo a la vista del respetable y los descontentos se integraban en las filas, mientras un PSOE invencible tildaba las refriegas de utilizaciones partidistas y tiraba de tablas de Excel para refrendar un sistema sanitario único y fetén. Ahora repite tan singular estrategia suicida el PP.
Pasado el tiempo, aquí están, de nuevo las mareas, con sus inevitables resacas, que recogen el malestar de quienes esperan más de 15 días en atención primaria o meses y años para una operación quirúrgica. Este es el caldo de cultivo perfecto para que, llegado el momento, una deriva, un caso, una persona o el hastío conjunto haga de la contestación social un ambiente irrespirable. La temida vía de agua para la nave popular, que concite la atención del votante de izquierdas, más allá del efecto Montero, y le haga perder el paso y el peso del votante centrado.
La diferencia con otras milongas, utilizadas políticamente, es que el ciudadano comprueba cada día el deterioro del sistema sanitario. Advierten que el mal es común (consuelo de tontos), pero aquí también sacamos la peor nota: Andalucía es la comunidad donde más hay que esperar para entrar al quirófano (169 días) y ver a un especialista también se antoja difícil (150). A pesar del aumento del gasto, la inversión por habitante está entre las más bajas de España.
Las “inversiones millonarias”, el refuerzo de plantilla, el incremento presupuestario esgrimido por el Gobierno andaluz o el abuso de las adjudicaciones “exprés” a la privada (investigadas por los juzgados) para desatascar el sistema no dan resultado. La Marea Blanca de este sábado en Sevilla sube un peldaño más en la contestación social y el PP en el poder le llega el momento de hacer algo más que despejar balones. Antes, otros lo hicieron y el resultado es de sobra conocido.
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