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José Manuel Serrano
Montero, nueva evolución Pokémon
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Primera parada y fonda en tierra reconquistada. La maratoniana María Jesús Montero, acumula kilómetros políticos, merced a una mochila cargada de cargos y, en su condición de precandidata, hizo nuestra popular San Antón, en versión política, en un tris y cabe preguntarse si al terminar lo celebró con una Leyenda de Alcázar.
Diríase que esta sevillana está entreverada en keniana para poder llegar a tiempo a tantas metas sin perder el aliento. Casi sin despeinarse es, entre otras cosas, vicepresidenta del Gobierno, ministra de Hacienda y precandidata, es decir, candidata a la secretaría general del PSOE de Andalucía. Ya saben, lo de las primarias, los avales y lo que diga la militancia.
En tiempo récord anunció inversión millonaria para Linares (hay puja abierta con la Ciudad Minera), presentó sus respetos a Reyes, arremetió contra la música “New Age”, es un decir, del soso Moreno Bonilla, y si le dejan la guitarra puntea los acordes de ‘Andalucía’ de Medina Azahara. “Andalucía dormida en la oscuridad/suenan las palmas/la gente empieza a soñar”, canta a lo Manuel Martínez, pero, de momento, sin el cardado o permanente del cordobés, aunque yo por un voto "maaaa-to".
Es que anda el socialismo andaluz necesitado de marcar acento propio, una franquicia a su aire como la catalana, para que sea más creíble lo de la financiación según se ponga el sol en el suelo patrio. Estamos a un paso de solventar tan espinoso asunto de las cuentas autonómicas con una buena cautelar gubernativa, a lo Dani Olmo, es decir, "per collons".
Una menudencia, no obstante, que, para este giro a lo andaluz, esta vuelta a casa por Navidad, la primigenia decisión sea tomada desde Madrid. El Lobo, qué buen turrón.
Si el centro, antaño, era la piedra de roseta que permitía ganar elecciones y romper equilibrios entre izquierda y derecha, ahora, en Al-Andalus, hay que ganarse a ese andalucismo que andará refugiado en cuevas perdidas por las estribaciones de las sierras andaluzas. Son como el lince, no se ven, pero están.
A Montero, su versatilidad orgánica y ejecutiva le permite mostrarse en multitud de versiones, como si fuera un Pokémon de los que colecciona el nene, evoluciona según las condiciones. El sabio maestro decidió, tras el entrenamiento pertinente, asignarle una nueva tarea, un nuevo combate. Y en esas anda, entrenándose en esta nueva versión 2025. Convenciéndose de que es, justamente, lo que ella quería.
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