Montero no era "Ms Dynamite"

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Congreso del PSOE andaluz en Armilla (Granada).
Congreso del PSOE andaluz en Armilla (Granada). / Pepe Torres/EFE

Me avisaron que llegaba “Ms Dynamite” a Jaén y pensé ¿otra vez? Si ya estuvo hace poco y, además, tiene el congreso de su coronación en la vecina Armilla. La nueva reina de las tierras bajas andaluzas, Montero, María Jesús, es inquieta, polifacética y, aunque tenga el don de la ubicuidad, me parecía un alarde innecesario por su parte estar en dos sitios al mismo tiempo con lo que tenía en juego, aunque es lo que nos promete cuando baje del altar: omnipresencia vía puente aéreo y el ave que vuela bajo Madrid-Sevilla. De sobra es conocido que en política no existe la dedicación exclusiva.  

No obstante, qué sentido tenía una escapada furtiva a Jaén, pronto me sacaron del equívoco: “Ms Dynamite” es el sobrenombre que los periodistas especializados dan a la griega Zoe Zeniodi, a la sazón, directora de orquesta internacional que llegó a nuestro páramo, probablemente, en diligencia, con Alexandra Conunova al violín y el séquito de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, a caballo, huyendo de los cuatreros. Llegar a Jaén y salir, en tiempo y forma, es la particular odisea (yincana, si se lo toman con humor) que “regalamos” a quienes nos visitan, una experiencia.  

Aunque estas secuencias decimonónicas tocan a su fin, porque Óscar Puente amenaza: “Me vais a tener aquí hasta en la sopa”, aquí se refiere a Andalucía y, si nadie me corrige, Jaén sigue siendo Andalucía, ¿incluso para la Junta? Al ministro más dicharachero cabría cuestionarle cómo se presentará en el caldo, como un buen tropezón de jamón o carne bien cocida (conexiones y servicios) o como mosca caída en plato, Pedro no lo quiera.  

Divagaciones varias mientras sonaba la música que, según el programa de mano, nos prometía “ensoñaciones y enigmas”, perfecta elección para nuestro terruño. Además, subrayaba que lo que íbamos a disfrutar era fruto de la solidaridad musical de las tierras ricas andaluzas con los espectadores de las provincias pobres de espíritu que no tienen orquesta propia y que, además, le quitan las ganas. A saber, Almería, Cádiz, Huelva y Jaén.  

Aquí, nuestro conservatorio lleva años penando, con la precariedad como partitura, compartiendo sede, instrumentos y pobreza de medios. Desde su creación, hace quince años, es un incómodo testigo de las prestaciones que se ofrecen a Jaén. Ahora, que contará con reluciente sede, se escatima de forma cicatera y lamentable con los instrumentos, con una licitación de material que tiene a profesores y alumnos en pie de guerra. Si Cervantes decía que la música compone los ánimos descompuestos y alivia los trabajos que nacen del espíritu, pues que le den al manco.  

Así las cosas, en la platea, entre el público, un grupúsculo de alumnos descarriados barajó la idea de sisarles los instrumentos a tan insigne troupe. Como serían de claras sus intenciones y golosos sus ojos que, en la zona de percusión, el del bombo estuvo a punto de caer, pero, prefirió seguir amarrado al instrumento. 

Es lo que tiene el hambre musical atrasada y el ánimo descompuesto. 

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