Misa del Gallo

Las dos orillas

26 de diciembre 2024 - 03:08

La gente que tiene la buena costumbre de ir a misa suele decir que las navideñas del Gallo ya no son lo que eran. Porque ahora empiezan a las 19 o las 20 horas, como cualquiera vespertina. Sin embargo, los párrocos afirman que las adelantaron porque la gente que suele ir a misa no asistía a la del Gallo, debido a las reuniones familiares y la disuasión de las costumbres, que motivaba poco a los feligreses para salir de casa a altas horas. No obstante, en la Catedral de Sevilla se celebró en la Nochebuena una Misa del Gallo a las 23:30 horas, a la que asistieron más de 2.000 personas. Sí, más de 2.000, según las cifras oficiales que mencionó en la red social X el arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, que presidió la concelebración eucarística junto a varios canónigos.

Asistí a la multitudinaria Misa del Gallo en la Catedral. Y debo añadir que el 80% o quizás el 90% de los participantes no eran sevillanos. Y que, entre ellos, la inmensa mayoría eran extranjeros, mayormente europeos, americanos y también asiáticos. Representaban a todas las razas, como las antiguas huchas del Domund. Es decir, que la Catedral estaba llena de desconocidos. Nadie me preguntó: “¿Usted es el pregonero?”, a diferencia de lo que me suele suceder en otros templos. Pensé que la mayoría de los presentes eran turistas, y que habían entrado en la Catedral porque estaban abiertas las puertas de San Miguel y Palos, y habían aprovechado para visitarla como si fuera una Noche en Blanco.

Resultó que no. Cuando empezó la Misa del Gallo apenas se fueron unas pocas decenas de personas. Todos los que estaban llenando cientos de sillas y otros muchos de pie se quedaron para participar en la Eucaristía completa. Entre los presentes, había jóvenes, no sólo mayores.

En el siglo XXI se han agotado los falsos dioses y no tienen futuro los profetas del odio. En el mundo hay una sed de Dios. Aunque a muchas personas les cuesta trabajo dar el gran paso: tener fe. En este Año Jubilar que ha inaugurado el papa Francisco nos llama a ser peregrinos de la Esperanza. ¿Y qué era la Catedral en la Misa del Gallo? Un refugio para peregrinos de la Esperanza, que quizás no celebraron la Navidad en un confortable hogar con sus familias, sino en una ciudad lejana llamada Sevilla, donde a veces nos creemos el ombligo del mundo y la quintaesencia de la religión católica. Y a lo mejor con razón, porque una Misa del Gallo con el esplendor litúrgico de la que asistimos al iniciar la madrugada de la Navidad, es de por sí una llamada a creer en ese Niño. Pero debemos saber que la Esperanza hay que sembrarla y enseñarla y compartirla con los que peregrinan en busca de Dios.

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