La Barqueta
Manuel Bohórquez
Sánchez es un traidor
La ciudad y los días
Amanece España, cada día, como amanecieron las márgenes del Guadalquivir: llena de basura. Me refiero a la política y los políticos, no a la esforzada ciudadanía. Egoísmo, cortedad de miras, partidismo, falta de inteligencia y exceso de grosera astucia, liderazgo desquiciadamente egocéntrico en el Gobierno, torpeza en la desnortada oposición, largo historial de escándalos, condenas y corrupciones en los dos partidos mayoritarios, supeditación de los intereses de los ciudadanos a los personales y/o de partido, sumisión a las exigencias de los nacionalistas y populistas que venden caro su apoyo… La lista puede ser interminable y reiterativa.
El último debate en el Congreso fue otro vergonzoso tirarse pellas de basura entre Feijóo y Sánchez. Y ambos partidos tienen un arsenal de detritus que arrojarse. Sánchez a Feijóo: “De la A de Ayuso a la Z de Zaplana tienen un caso de corrupción para cada letra del abecedario”. El coro de ministros repetiendo la letanía de casos: “Púnica, Gürtel, Lezo, Kitchen, Bárcenas, Fabra, Acuamed, Zaplana”… Feijóo a Sánchez: “Llegó contra la corrupción y ha acabado con nombre en clave en la trama corrupta… Sabía lo de Delcy y mintió. Sabía lo de Ábalos y lo aforó. Sabía lo de su mujer y la cubrió. Sabía lo del rescate multimillonario de la compañía aérea y participó… Su agonía legislativa le va a parecer una broma al lado de su agonía judicial, así que se lo digo tranquilamente: señor uno, las instituciones del Estado no pueden estar al servicio de su defensa judicial, son de los españoles. Márchese ya”.
Hemos atravesado momentos de mediocridad política, de escándalos de corrupción, de falta de ideas, de incapacidad para alcanzar pactos de Estado sobre cuestiones esenciales; pero, que recuerde, ninguno como este. Sobre todo, por la ausencia de alternativas en los dos partidos mayoritarios. Esta falta de horizonte es quizás lo más desalentador de la situación. Induce al cinismo y al desapego o a la adhesión inquebrantable, ciega y vacaburra.
Mientras tanto los ciudadanos luchan a diario con los problemas del paro, la vivienda, la sanidad, la calidad en el empleo… Y la situación política y los políticos que, encuesta tras encuesta, perciben como un problema en vez de como un servicio y servidores públicos obligados a crear las condiciones que permitan resolverlos. Mal presente, incierto futuro.
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