Santa Teresa y Sevilla
Llamada
SCRIPTORIUM
Ustedes, depositarios de la confianza del pueblo, de una ideología o de otra. Ustedes que manosean el lenguaje para decir aquello que sólo responda a sus intereses. Ustedes, gente “de clase”, que están al servicio de la comunidad que gobiernan…
A ustedes, les dedico estas letras, políticos inmisericordes, que siguen midiendo sus vidas en función del logro de sus pretensiones egoístas, ¿de verdad no sienten el dolor de la gente? ¿De verdad que sólo son capaces de comprender y atender el sufrimiento únicamente cuando éste golpea las puertas de sus casas?
Por favor, acaben ya con tanto discurso vacío, terminen de una vez con el juego de pasar la pelota a los demás, de señalar al otro sin haber dado antes buen ejemplo de lo correcto. Atiendan la llamada, el reclamo que la situación les está haciendo. Escuchen la voz que la realidad sufriente les lanza desde los distintos puntos de nuestra geografía. Son ustedes los que deciden, los que priorizan las necesidades y los intereses. Son ustedes los que deben enviar recursos y coordinar acciones eficientes. No se aprovechen de la bondad de la gente que no cesan en sus empeños de atender, cuidar y paliar las pérdidas materiales y esenciales de los damnificados.
Respondan a la llamada, como están haciendo infinidad de personas desde tantos lugares de nuestro país e, incluso, de más allá de nuestras irreales fronteras. Gente anónima que entiende que el valor de la llamada reside en dar la llama (llama-da), el calor de la cercanía, del cuidado, de la mirada que acoge, de la escucha que calma, de las manos que suman aliviando en algo tanto esfuerzo necesario.
Escuchen esa llamada de fondo, de un problema que toca atender con prontitud y al que no están sabiendo atajar con la inmediatez que requiere porque no quieren cambiar la toxicidad de los hábitos adquiridos que sólo tienen en cuenta el dinero y las variables del mercado. No esperen más para mirar el mundo desde la interdependencia de la cual formamos parte en esta Comunidad Global de Vida.
Ahora bien, si desean seguir por donde vienen haciéndolo, no dejen de advertir los ejemplos de esperanza radical de los que ustedes no son merecedores. Testimonios palpables de la bondad humana que no deja en la estacada a quien verdaderamente lo necesita porque comprende que el otro soy yo, porque no podemos obviar que lo humano nos hermana aún más.
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