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No hablé apenas con Paco de Lucía, dos o tres veces como mucho, pero recuerdo que una de las veces me hizo saber que detestaba las lisonjas de los fanáticos, seguramente sabiendo que son siempre monedas falsas que empobrecen a quienes las reciben. Un conocido cantaor dijo hace unos días que se lo debemos todo a Paco. No es cierto, porque antes de que nacieran sus padres ya hubo guitarristas que aportaron mucho a la guitarra andaluza, como Julián Arcas, Paco el Barbero o Ramón Montoya entre otros. Entiendo que se eche tanto de menos al genio de Algeciras, que, en efecto, llevó la guitarra a lugares donde nunca estuvo considerada. ¿No creen que es una falta de respeto decir que se lo debemos todo a Paco, para quienes tanto lucharon hace más de un siglo?
La Niña Pastori dijo también hace unos días que Paco y Camarón son incomparables. Claro que sí, tanto como Chacón y Manuel Torres, Pastora y Vallejo, Marchena y Caracol o Valderrama y Mairena. A Paco le molestaba que los guitarristas jóvenes lo vieran como un muro insalvable. Él mismo admiró a guitarristas como Cañizares, Riqueni o Vicente Amigo y creía, sinceramente, que uno de estos tres, El Cañi, tenía una técnica superior. Hace algún tiempo entrevisté a Paco Cepero, quien dijo que Paco iba a escucharlo a los tablaos de Madrid porque quería “cogerme el soniquetillo”. La que le dieron al pobre hombre.
Terció Casilda Varela, la mujer del genio, en la polémica para decir que sí, que el hijo de Lucía la Portuguesa iba a escucharlo porque le chiflaba su soniquete jerezano. ¿O es que acaso Paco nació sabiendo? Quienes aseguran que era Dios deberían tener en cuenta que en su magna obra están la mayoría de los genios anteriores, como Ricardo, Sabicas, Esteban de Sanlúcar o Mario Escudero. Entonces, ¿cómo se lo vamos a deber todo a él? Es como los que aseguran que Mairena dignificó el cante. No se puede decir una tontería más grande, porque eso significaría que Silverio, Chacón o Marchena no hicieron nada más que explotar el cante andaluz por dinero. No andaba ni a gatas el maestro mairenero cuando ya Chacón y Pastora llenaban los teatros de España.
¿Saben cuál es la mejor manera de homenajear a Paco o a Manolo Sanlúcar? Rescatando del olvido a sus maestros y llevando por el mundo sus obras, las de los gaditanos inmortales. Asistí no hace mucho al homenaje que le dieron sus seguidores en Torrelodones y los que se consideran sus discípulos lo hicieron aún más grande. No tocaron para Dios, sino para aquel hombre de carne y hueso que jamás dijo que era el mejor.
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