Hispanidad, divino tesoro

¡Oh, Fabio!

12 de octubre 2024 - 03:10

El de la Hispanidad es otro de los consensos que han saltado por los aires en los últimos tiempos. Hace unas tres décadas, la gran mayoría habíamos llegado a un acuerdo tácito. En general nos habíamos tragado la cursilería esa del “encuentro entre dos mundos” y, normalmente, nadie se agarraba por los cuernos en debates sobre Hernán Cortés o el esclavo negro de Colón. De hecho, a nadie le extrañó que, en 1987, un gobierno de izquierdas eligiese el día de la Hispanidad como Fiesta Nacional de España. Felipe González era consciente de que, suprimido desde hacía tiempo el 18 de Julio (fecha guerracivilista que no tenía cabida en la democracia), España necesitaba una jornada en la que se celebrarse a sí misma y a su herencia. Y tuvo la buena idea de elegir el 12 de octubre, el día que la leona empezó la gestación de aquello que luego se llamó América (aunque don Juan Gil defiende que fue el día 11, y lo cierto es que en los diarios de navegación de Colón no aparece ninguna entrada el día12).

Antes, como decíamos, lo normal era la concordia interna y externa. No digo que no existiesen algunas escaramuzas, pero desde luego no se le ocurría a un presidente de México montar la de Dios es Cristo por el asunto. Lo normal era que en las Cumbres Iberoamericanas todos se descojonasen con el Rey, se diesen unas cuantas palmaditas ante las cámaras y luego se fuesen al reservado a beberse unos roncitos y fumarse unos veganos tamaño tomahawk.

Pero el populismo latinoamericano (aquí sí es lícita la palabra) y la ausencia de una política hispanista por parte de los últimos gobiernos de España (incluidos los del PP), han volado los puentes entre los dos hemisferios. Con la política como está hoy es inviable volver a reconstruir un clima de hermanamiento entre las naciones hispanoamericanas como el que existió en algunos momentos (las dos grandes exposiciones que se celebraron en Sevilla, las del 29 y y el 92, por ejemplo).

Más allá de leyendas negras y rosas, el nacimiento de la civilización hispanoamericana, un proceso que compete a los dos hemisferios, es uno de los fenómenos más apasionantes de la historia y solo una sociedad enferma y boba negaría su celebración. Santos, héroes, villanos, avariciosos, caníbales, sodomitas, blancos, negros, indios, mestizos, violadores, mercaderes, poetas, impresores, pintores, ingenieros, misioneros, masones, realistas, inquisidores y un largo etcétera construyeron a dentelladas el mundo fascinante y complejo que hoy conmemoramos. Así que toca brindar con lo que usted prefiera: chicha, pisco, tequila, pulque, cachaza, orujo, ron, rute, cazalla, chinchón... la hispanidad es un divino tesoro.

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