¿Hay oposición en Sevilla?

Alto y claro

El revulsivo que debía haberse producido en el PSOE de Andalucía con la llegada de María Jesús Montero está todavía en situación de espera. Ni la presencia constante en la región de la vicepresidenta y ministra de Hacienda ni el ciclo de congresos provinciales que ya se ha completado parecen haberse traducido en una resurrección del alicaído socialismo andaluz al que le cuesta levantar cabeza y en el que sus propios dirigentes reconocen que todo está manga por hombro.

En Sevilla, esa percepción de encefalograma plano es especialmente notable en el Ayuntamiento. Antonio Muñoz perdió la Alcaldía en 2023 contra pronóstico –sobre todo, contra pronóstico propio– y da síntomas de no haberse recuperado todavía del disgusto. En aquella ocasión fueron muchos los votantes sevillanos de izquierda que decidieron castigar a Pedro Sánchez negándole su apoyo a Muñoz, lo que colocó a José Luis Sanz en el ambicionado despacho de la Plaza Nueva. Dando por buena esta teoría, en la que se obvia la responsabilidad que en el desastre tuvo el propio PSOE municipal y la espantada de Juan Espadas, ha pasado ya tiempo suficiente para dejar de lamerse las heridas y elaborar una estrategia encaminada a recuperar Sevilla.

En los casi dos años de mandato de Sanz, con el apoyo estratégico de Vox cuando le ha convenido a ambos, en el Ayuntamiento de Sevilla la oposición no ha existido y si lo ha hecho ha estado silente, que es un lujo que no se puede permitir un partido que aspira a gobernar. La cosa es mucho más grave si se tiene en cuenta que el actual gobierno local no es que haya hecho, precisamente, una gestión de oreja y vuelta al ruedo. Más bien todo lo contrario: ha dado múltiples oportunidades de lucimiento a una oposición que ofreciera una imagen de solvencia. A los sevillanos no se les oculta que este Ayuntamiento no ha solucionado ninguno de los problemas que aseguró que había venido a resolver y que la ciudad sigue a su ritmo anodino, incapaz de afrontar los grandes lastres que frenan su desarrollo.

Esta falta de nervio por parte del PSOE se debe sin duda a la debacle interna que ha vivido el partido desde que perdió el poder en la Junta. Pero en Sevilla tiene características propias. Hay una falta de liderazgo que hace que los sevillanos no vean una alternativa al actual alcalde. Si finalmente, como afirman sus dirigentes, Muñoz va a ser el candidato está faltando ya tiempo para reforzar su imagen y que aparezca como la persona que ofrece propuestas a los ciudadanos.

Sin un PSOE fuerte en Sevilla y con posibilidades de gobernar la capital, la recuperación de la Junta va a ser una misión tan difícil que se antoja casi imposible. Esto lo sabe María Jesús Monero como lo sabe cualquier persona que siga con atención la política andaluza. La parálisis de grupo municipal es una pésima noticia para ellos. Son muchos los frentes abiertos en el socialismo andaluz, pero la atención a Sevilla es una labor urgente. Y la primera tarea es que haya una oposición que se note.

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