El fantasma del Museo Íbero

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Seis años después de su inauguración, la peor condena para este magnífico edificio es la falta de interés de los visitantes ante la falta de una exposición permanente de garantías. Junta y Estado no tienen prisa con él, pero eso no es noticia

Una de las piezas expuestas en el museo.
Una de las piezas expuestas en el museo.

17 de diciembre 2023 - 13:15

Es el Museo Íbero otra pieza que añadir a la colección de despropósitos que acumula Jaén. Seis años después de su trabajada inauguración, el paseo por sus nada concurridas instalaciones nos deja con ese sabor agrio del quiero y no puedo. Los “tempos” como siempre juegan en contra. Es el museo un carísimo jarrón chino dentro de una colección de proyectos megalómanos con los que la ciudad muestra su particular museo de horrores presupuestarios: El tranvía (con 120 millones) es la pieza más costosa del despropósito, junto a ella también se puede “disfrutar” de un parque acuático convertido en erial o un velódromo, en las Fuentezuelas, en el que no hubo ciclista que pudiera rodar.

Al menos, el Museo de Arte Ibero está abierto. Diez años de obras y 27 millones de euros después, el rey Felipe VI inauguró esta gran ilusión óptica colectiva. Transcurrido el tiempo, se puede coincidir en que aquella apertura se cerró en falso. El análisis es común entre especialistas, políticos y cualquier hijo de vecino que paseé por sus fastuosas instalaciones: gran continente y poco contenido. Y qué falta para que la eterna exposición temporal mute a permanente: pasta.

La colección permanente, que daría sentido a tan magno espacio expositivo, está en modo espera. Y, otra cosa no, pero esperar se nos da genéticamente bien. Así que aquella lucha emprendida por Pilar Palazón en 1997 por convertir la antigua cárcel en un espacio de interés mundial cristalizó a medias para desazón de sus amigos, que son legión. La reivindicación de aquella luchadora no está cerrada como escribía, recientemente, en una tribuna en este periódico, Arturo Ruiz, arqueólogo, catedrático de la Universidad de Jaén y unos de los grandes estudiosos del arte íbero en España.

Para albergar la colección permanente se necesita que el resto de los museos andaluces aflojen sus piezas e, incluso, el Museo Provincial de Jaén haga lo propio. Pero todo eso tiene un coste de seguros y traslados que se cifra en millones de euros...

Existe un pacto (sí, de verdad) entre la Junta de Andalucía y el Gobierno Central para darle un impulso definitivo y enriquecer sus contenidos. El Estado cedería, en depósito temporal, 2.635 bienes de colecciones de museos estatales y la consejería, por su parte, incorporaría más de 3.600 piezas de titularidad autonómica. De esta forma, los astros se alinearían para que la exposición contara con más de 6.000 registros.

Algún ministro de Cultura, como Miguel Ángel Vázquez (PSOE), antes de abrazar otros ídolos, o el también socialista José Guirao mantuvieron la ensoñación de convertirlo en Museo Nacional. Algo, sin duda, que liga con este particular “estilo Jaén político”: empezar la casa por el tejado.

Primero, una exposición permanente y luego, le ponemos el lazo al museo con categoría nacional. De lo contrario, corremos el riesgo de alejar a sus visitantes de su camino y en esas estamos. En su primer año de vida llegaron más de 72.000 visitas, pero la caída ha sido constante desde entonces. Con años en los que no se alcanzaron ni los 20.000 visitantes. Así, el fantasma campa a sus anchas por sus enormes salas y se lamenta de su mala fortuna. Otro, que, si pudiera emigrar, se lo pensaba.

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