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Atentos todos, porque es mucho lo que queda por salir. Más de lo que piensan, más de lo que Pedro Sánchez sospecha. Moncloa ha anunciado que Begoña Gómez acompañará al presidente en el viaje que realiza la semana próxima a India, y destaca que Gómez va a mantener un encuentro con la mujer más poderosa de ese país en el mundo de la información. Interesante. Pero más le valdría a Begoña Gómez poner atención a cómo trabajan los periodistas en España. Porque algunos de ellos no dejan de investigar el entorno de su marido y su propio entorno, y van descubriendo escándalo tras escándalo.
Todo va a salir. Porque mientras su esposa quiere conocer a una figura del periodismo indio, aquí Pedro Sánchez demoniza a los periodistas españoles, intenta desacreditarlos y da instrucciones a su equipo para que reiteren en sus declaraciones que son personas al servicio de los intereses del enemigo.
Atentos. Hasta ahora solo ha aparecido la punta del iceberg, y aunque esa punta es suficientemente grave como para que el sanchismo quede contaminado para siempre, hay material que abunda en que estamos en manos de un gobernante que no se ha ocupado de poner orden en su círculo más cercano. Y si no conocía las andanzas, casi peor. En ese círculo aparentemente se ha actuado al margen de la ley, con personas relevantes metidas en la corrupción y el enriquecimiento personal. También –siempre presuntamente, pero hay datos muy concluyentes– han utilizado métodos y contactos propios de las películas del más bajo tono. Ya han salido vacaciones lujo, escorts y viajes a todo plan pagados por personajes que debían favores al Gobierno.
Desde Moncloa reaccionan de la peor manera posible, tratando de neutralizar a jueces y periodistas cuestionando su profesionalidad. Desde los ministerios de Justicia e Interior, intentando controlar las investigaciones de la UCO, aunque como policía judicial solo puede informar al juez para el que trabaja. Recuerden el caso Pérez de los Cobos y cómo terminó: mal para Marlaska aunque no se inmutó. Por si no fuera suficiente, intenta el Gobierno provocar al PP y sobre todo a Ayuso para que se hable menos de Ábalos y más de la presidenta madrileña. Que ha reaccionado como esperaba Sánchez, anulando una cita. Para muchos, un error.
No vive España un buen momento. A la difícil situación social se suma que la imagen del presidente empieza a ser cuestionada también en el exterior. Y eso que queda mucho por salir.
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