Santa Teresa y Sevilla
El elefante rosa
Me preocupa la amnesia colectiva y la intervención ideológica que afecta entre otros ámbitos a la cultura
Cuando leí que después de recibir un tiro mortal, un elefante permanece diez días de pie antes de caer, me sobrecogí y pensé en que, el día que el elefante aparezca caído en el suelo, si perdemos la memoria de su existencia, se parecerá al misterio del cadáver solitario del señor Tateishi, el inquilino del 7ª D.
En este sentido, me preocupa la amnesia colectiva y la intervención ideológica que afecta entre otros ámbitos a la cultura. Veíamos hace unos días que en Huesca el pago político a dos concejales de VOX por apoyar un presupuesto del PP ha sido acabar con el Festival Periferias, referente nacional de la cultura contemporánea con 23 años de historia por el que ha pasado gente tan peligrosa como Enrique Morente, Niño de Elche o Antony and the Johnsons.
La cultura habla de nosotros, de convivencia, de significados, y construye nuestro relato como sociedad; la cultura es creatividad, pero también crecimiento y enriquecimiento. Paulo Freire defendía la educación y la cultura como los instrumentos imprescindibles para el desarrollo de las personas y de la sociedad, al igual que la UNESCO, que se ha propuesto integrar la cultura y las artes en la educación porque son recursos clave para el desarrollo humano.
Y si todo esto es así, ¿no parecen sospechosos los ataques a la cultura que últimamente se están produciendo? A ver si es que a ciertas formaciones no les interesa el desarrollo humano, no vaya a ser que nos pongamos críticos y exigentes y dejemos de ser mayoritariamente una población segmentada y ordenada por el algoritmo.
La cultura nos enseña la diversidad, el respeto y la tolerancia porque nos hace convivir con lo que nos gusta y con lo que no; nos enseña a comparar y a respetar los valores y las decisiones de otros, y en este sentido la programación cultural tan variada que hemos disfrutado estos últimos años ha sido un soplo de aire fresco para nuestra ciudad.
La cultura es la semana santa, un festival de arte contemporáneo o una fiesta popular, y todas sus expresiones son válidas, porque nos tiene que llegar en todas sus dimensiones, géneros y estilos, y luego que cada uno disfrute de lo que le apetezca. La diversidad cultural elimina la oscuridad de una sociedad y aporta luz y futuro. No hay que olvidar la diferencia entre poner una luz e iluminar.
Espero con curiosidad la programación cultural de 2024 de la ciudad de Jaén, con la expectativa de que continúe iluminándonos con la diversidad.
Por si acaso, yo no dejaré de recordar al elefante.
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