El discurso de Helen Mirren

Fragmentos

23 de junio 2025 - 03:10

Entre el amplio grupo de actrices y actores británicos de calidad contrastada que hoy podemos disfrutar en pantallas y teatros, como Benedict Cumberbatch, Kate Winslet, David Tennant, Tom Hiddleston, Emma Watson, Helena Bonham Carter, Emily Blunt, Eddie Redmayne y siguen y siguen… y más allá del Olimpo de Michel Caine, Anthony Hopkins y Judi Dench, destaca por mérito propio Helen Mirren. Basta su presencia en un título para que las expectativas aumenten.

De raíces rusas, ha buscado desde el principio con convicción y dedicación ser lo que es: una gran actriz. Enseguida destacó en el National Youth Theatre y la Royal Shakespeare Company, donde se ganó la confianza artística de los maestros Peter Hall y Peter Brook.

Tiene una carrera de éxitos en cine, TV y teatro. Ha conseguido un Oscar, tres Globos de Oro, un Tony y varios Bafta y Emmy. Mejor actriz en el Festival de Cannes en dos ocasiones, en Venecia y es Dama del Imperio Británico.

El mundo académico la ha distinguido con títulos honorarios por la Universidad de Essex, la de St. Andrews, la de Harvard o la Universidad del Sur de California. El American Film Institute le otorgó un doctorado honorario en Bellas Artes y en la Universidad de Tulane en Nueva Orleans, le concedieron un doctorado honorario de Letras y Humanidades.

En esta última ocasión fue la escogida para dirigirse a los recién graduados y graduadas en un conocido discurso que por su claridad ha tenido amplia repercusión. Se puede encontrar íntegro en internet si a alguien le interesan los detalles. Después de encomendar a las nuevas generaciones que resuelvan los problemas del mundo, que lo cambien, destacó los siguientes consejos. Tener disciplina y constancia, consistencia en las tareas frente a la intensidad de algunos momentos.

Aprovechar las oportunidades, escuchar al instinto y nunca posponer las tareas o los compromisos. Afrontar los miedos, sobre todo no tener miedo al miedo, al fracaso y a lo desconocido. Simplificar la vida, no complicar las cosas, tratar a las personas con respeto, no apresurarse en casarse, ser feminista, ignorar a quienes juzgan las apariencias y no zambullirse en el agua si no se sabe la profundidad.

Y finalizó su discurso, después de aconsejar reiteradamente a los alumnos que no pospongan nada, con un mensaje de la vida local: “laissez les bon temps rouler”, propia de la cultura de Nueva Orleans y sus carnavales, algo así como “que siga la fiesta”.

Son palabras que llegan muy directamente a los que pertenecemos a su misma generación y que hemos aprendido con los años lo que aporta la constancia, saber que estamos en una carrera de fondo, aprender a utilizar las medias horas sueltas y finalmente no posponer nada.

Espero que las palabras de Helen Mirren sirvieran a los jóvenes universitarios de Nueva Orleans e interesen hoy a muchos más.

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