Despotismo periodístico

01 de octubre 2024 - 08:00

Todo por la prensa, pero sin la prensa, ¿Les suena el paralelismo? A algún monarca déspota ilustrado seguro que sí. Ahora, unos cuantos siglos después, eso mismo piensa la Red de Colegios Profesionales de Periodistas, que engloba nueve colegios profesionales, entre ellos Andalucía y Galicia (qué coincidencia), más que harta de rechazar, por activa y por pasiva, que el Gobierno deje de lado a los profesionales de los medios de comunicación a la hora de elaborar las medidas incluidas en su grandilocuente “Plan de Acción para la Democracia”.

Sí, otra vez vengo a hablar de nosotros, los periodistas, los que por pura deontología profesional nunca debemos ser el objeto de la noticia. Menos mal que esto no es una noticia.

Viene a cuento porque el Consejo de Ministros aprobó este septiembre que hoy termina su particular hoja de ruta para “restaurar y fortalecer la confianza en las instituciones” y “combatir el riesgo de desinformación”. Una serie de medidas que bien podrían estar ejecutadas desde hace tiempo si se hubiese aprobado ya la ley de creación del Consejo General de Colegios Profesionales de Periodistas. El órgano, largamente demandado, sería clave para regular el sector desde dentro y evitar situaciones de desinformación que nosotros somos los primeros en rechazar. El buen desarrollo de la profesión contaría con una entidad centinela –y, sobre todo, independiente- para regular y controlar la distribución de la publicidad institucional, ahora tan en el punto de mira, con criterios técnicos y transparencia, por no hablar del necesario estatuto específico para la profesión periodista. Porque, hoy en día cualquier juntaletras es periodista. Con todo mi respeto para los juntaletras.

La mirada está puesta, sobre todo, en los medios digitales, como si las mal llamadas fake news (porque no son news) bebieran sólo de esa fuente. Los problemas se atajan de raíz o se ponen remiendos de por vida. Hay que ir a la esencia de la podredumbre, a quienes esconden detrás de una cabecera su analfabetismo periodístico para lograr sus objetivos al más puro estilo mafioso. Con independencia de que esa cabecera sea digital o en papel. He ahí el quid de la cuestión. Cuéntame si has pasado por una facultad de Periodismo, o no, y te diré tus métodos. No lo digo yo. Ya lo advirtió uno de los padres del periodismo, Kapusciski: “las malas personas no pueden ser buenos reporteros”. Hasta ahí puedo leer.

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