Daltonismo

Vericuetos

06 de julio 2024 - 08:01

El racismo no existe. Nadie odia un color; eso es una locura. De hecho, si un africano viene a nuestro país a mejorarlo siempre será bienvenido. Porque no somos racistas, solo ordenados... Que vengan con dinero o con talento, pero que generen riqueza de un modo u otro. Nada de miseria o delincuencia. Para eso que se queden en su tierra.

Posiblemente hayan escuchado o, lo que es peor, dicho frases por el estilo. Porque el racismo sí existe; siempre ha existido. Y en nuestro fuero interno a menudo surge la sombra del insulto xenófobo cuando entendemos que esa persona de cultura y tez diferente a la nuestra nos ha decepcionado o ha traicionado nuestra supremacista confianza que una vez le concedimos con total generosidad.

Nos hace gracia cuando un inmigrante al que consideramos inferior es capaz de reírse de sí mismo cual bufón a nuestro servicio. Nos gusta cuando un extranjero se comporta como un nacional en su día a día, aburguesado y lineal como nosotros. Nos enorgullece sentirnos admirados y respetados por aquellos que vienen a nuestro país en calidad de mano de obra barata, no vayan a mirarnos a los ojos de tú a tú sin el menor atisbo de sumisión... En definitiva, necesitamos estar siempre un escalón por encima de los foráneos para demostrarnos a nosotros mismos que no somos unos mediocres. Porque eso es lo que somos, aunque no lo soportemos.

Cada vez más deportistas de élite de origen tercermundista defienden una bandera que es tan nuestra como suya y disfrutamos con éxtasis coreando sus nombres, pero ellos mismos saben que volverán a ser simples moros y negros al más mínimo tropiezo en sus carreras. Porque la mediocridad de quienes les aplauden en los éxitos hará que les humillen en los fracasos, con tal de mantener firme el patriotismo que es capaz de sustentar y paliar por sí solo nuestras carencias como sociedad avanzada.

Es este un tipo de daltonismo selectivo digno de estudio, porque el ser humano debe ser el único animal que deja de ver un color en cuanto este viene acompañado de un elevado status social o de un considerable poder adquisitivo. Supongo que el color del dinero es tan intenso que difumina el de la piel de quien lo maneja. Porque el racismo puede que no exista, como algunos de ustedes dicen... Los que sin lugar a dudas sí existen son racistas como usted.

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