
En tránsito
Eduardo Jordá
Inocencia
EN LINEA
No me consta que Iceta se haya pegado un baile, pero sería plausible, es lo que tiene cuando quedas con amigos y te vas de farra un fin de semana. El Congreso del PSOE es lo que esperaban sus organizadores y el equipo de coreografía, “cheerleaders” incluidos: una performance, una postal de Instagram y unos cuantos pompones.
En el cónclave ni tan siquiera se debatió el informe de la Ejecutiva que acaba mandato, la democracia interna era un aroma. Tomamos nota, dijo Espadas y a otra cosa, mi arma. Es la tiranía digital, le das un “Me gusta” y compartes sin leer.
Pedro Sánchez de principio a fin, flotaba en el ambiente, aunque su presencia no fuera corpórea siempre. Omnímoda presencia la suya. Halagos, defensa a ultranza del paquete completo, argumentario victimista y la asistencia puesta en pie. Besos y más besos, el carmín en la mejilla sella el compromiso. La faena de aliño, sin embargo, merece dos orejas y rabo, con perdón. Hay asambleas de Florentino Pérez que tienen más contestación. La autocrítica es de perdedores.
Es lo que pasa cuando tienes el control del Gobierno y el partido, que te creces y alineas entre los oradores a Santos Cerdán y te quedas tan pancho. El balón es suyo. Quizá pareció una sobrada sacar a Koldo cortando troncos entre discurso y discurso.
El galimatías ideológico del PSOE actual requiere acotaciones a pie de texto para poder subrayar una cosa y la contraria a continuación. El modelo de financiación, sir ir más lejos, nadie puede explicarlo sin balbuceos. En esa confusión, Zapataro es el referente.
De ahí que extraer una consigna preclara, ideológicamente hablando, sea una ardua tarea, tanto como descifrar a Tamara Falcó cuando está en trance. “O sea, pensé... que igual. O sea” ¿Qué ha dicho el PSOE? ¿Cuál es el mensaje? ¿Qué farfulla esta muchacha? ¿Están poseídos? ¿Demasiados bombones?
El único caído en desgracia es Juan Espadas. Al hombre casi le daban el pésame por los pasillos. No le sirvió ni dejarse barba, parecer otro, es el “pagafantas” de la fiesta. Su intervención sonó a últimas voluntades, a despedida con el "Blues del autobús", aunque Miguel Ríos se despide cada año un par de veces. Ni una arenga que llevarse a la boca, qué bajón.
Tan poco es fácil venirse arriba cuando desayunas que Javier Fernández y Paco Reyes, al mando de las Diputaciones de Sevilla y Jaén, respectivamente, prefieren hablar de por qué Sevilla huele a azahar cuando les cuestionan sobre el secretario general del PSOE andaluz.
En la Cadena Ser, Reyes dijo aquello de gracias por los servicios prestados, pero que eso no es incompatible con decidir “quiénes van a dirigir el proyecto y hacia dónde”. Reyes, en ese sentido, canta por Remedios Amaya: “Ay, ¿quién maneja mi barca?, ¿quién? Que a la deriva me lleva”.
Pero vendrá el lunes y habrá que hacer recuento de cuantos votantes “lobatizados” llevan al notario el documento final del congreso, porque no se fían. En el PSOE, no obstante, siguen jugando, porque no hay tantos notarios en España y sí una sólida base electoral, con ella apuestan a todo o nada.
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