Una clase política sin credibilidad

Cada vez que el sol anuncia la llegada de un nuevo día se encuentra uno con el sapo de turno. Cuando se anuncia que no queda un solo boleto libre para tomar sitio en la plaza de Pamplona o Roca Rey llena cada vez que se anuncia, un representante del partido que dice velar por la Fiesta se hace merecedor a una pitada monumental. El caballero Javier García Albiol, alcalde de Badalona y militante del Partido Popular, niega la instalación de una portátil en su pueblo aduciendo que la tauromaquia es maltrato animal. Y se podía haber callado, pues ya que las portátiles están prohibidas en Cataluña desde hace treinta años tenía a mano el argumento idóneo sin necesidad de desmentir lo que en el resto del país predica su partido. Hay que ver la de motivos que surgen a diario para no creer en esta clase política.