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Candidata olímpica: Valencia 2036
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Este 29 de abril se cumplen 6 meses desde que la DANA arrasara el levante español dejando un saldo de 237 personas fallecidas y un reguero de poblaciones arrasadas por una tormenta sin precedentes, que convirtió ese fatídico 29 de octubre en el día de la peor catástrofe natural de nuestra era. Una fecha que por las dimensiones de la tragedia ha marcado un antes y un después en tierras valencianas, a las que espera un largo recorrido hasta su total recuperación.
El hecho de que esta tragedia haya acabado, además de con más de dos centenares de vidas humanas, con una serie de infraestructuras civiles que van a necesitar de años de inversiones para devolver a la normalidad los pueblos y ciudades arrasadas, hace que la involucración de las administraciones en las tareas de la reconstrucción sean absolutamente necesarias y que la movilización de los recursos sea generosa además de ágil, para no eternizar un sistema de precariedad en la vida de un pueblo valenciano que ya ha sufrido suficiente este pasado invierno.
Siempre he creído que detrás de un gran problema siempre surge una gran oportunidad. Por eso considero que la catástrofe del 29 de octubre, debería servir no solo para la recuperación de las infraestructuras de la comarca valenciana, sino que se debería aprovechar la ingente, pero necesaria movilización de recursos públicos para la recuperación, para enfocar un objetivo que además de la necesaria recuperación económica y civil, sirva para la recuperación moral del pueblo valenciano y porque no decirlo, del pueblo español. De ahí que considere que desde las diferentes administraciones públicas se debería trabajar en un proyecto ambicioso, pero alcanzable como podría ser la presentación de una candidatura olímpica. La candidatura Valencia 2036.
Antes de que alguien se eche las manos a la cabeza, podemos pararnos un segundo a pensar y en ver las potencialidades de esta idea. En primer lugar, contamos con una ciudad como Valencia, la tercera ciudad de España con alrededor de 850.000 habitantes, alcanzando los 1’8 millones con su área metropolitana. Una ciudad con aeropuerto propio más dos aeropuertos a menos de una hora como son Castellón y Alicante, con conexión por Alta Velocidad tanto con Barcelona como Madrid, además de uno de los principales puertos de España.
Una ciudad abierta al mediterráneo, con suficientes infraestructuras como para tener una base sobre la que construir una candidatura con opciones, con solvencia albergando eventos deportivos de primer nivel como la Fórmula 1 o la Copa América de Vela. Una sede que garantizaría una climatología ideal para acoger todo tipo de competiciones deportivas y en cuya área de influencia hay suficiente oferta hotelera como para atender no solo las necesidades de las diferentes federaciones deportivas, sino también todo lo que mueve un evento de estas características entre organizadores, patrocinadores, periodistas, etc.
Valencia además cuenta con atractivos de referencia mundial como el Oceanogràfic o el Museu de las Ciencies, festividades internacionales como las Fallas o referentes de la gastronomía internacional como la paella. Además, se encuentra en plena remodelación del Nuevo Mestalla que, convertido en el Estadio Olímpico de Valencia, podría recibir un empujón definitivo para culminar una infraestructura deportiva que lleva más de una década prácticamente parada.
Además, la zona al sur del Turia, la que más necesita de una reconstrucción, podría albergar infraestructuras como la Villa Olímpica o las instalaciones deportivas y civiles que serían necesarias para albergar una sede olímpica, que cuenta además con un elemento que juega su favor, como es el hecho de que las olimpiadas de 2028 y 2032 se celebren fuera del continente europeo. Y si bien no es una condición esencial, existe una Ley no escrita, sobre la idoneidad de la rotación de las sedes olímpicas entre los continentes europeo, asiático y americano, con inclusiones esporádicas como la de Brisbane 2032 en Australia.
Podríamos seguir con muchos factores que añadir al proyecto como la implicación de actores empresariales en la candidatura… ¿Acaso a empresas valencianas como Porcelanosa no estarían interesadas en invertir en un proyecto de semejante calado? Pero lo cierto es que una vez que uno se para a analizar lo aquí expuesto, no parece una idea tan descabellada.
Sería ideal que quienes tienen encomendada la labor de liderar la recuperación de Valencia, dejasen por unos días su estúpida guerra partidista para salvar su propio trasero, y se pusieran a pensar en grande. En unir esfuerzos entre administraciones para convertir la reconstrucción de lo que la DANA por su incompetencia arrasó, en un proyecto que transforme Valencia y que lleve hasta sus hastiados administrados un proyecto que devuelva, no solo la economía, sino la ilusión y autoestima a la población valenciana
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