Tomás Boyano
Nixon Resigns
SALA DE ESPERA
En los pasillos de cualquier colegio o instituto, siempre ha existido un rincón oscuro donde el matón de turno ha ejercido su dominio. No necesitaba justificaciones: sólo imponía sus reglas porque podía, porque sabía que su fuerza no provenía de una autenticidad propia, sino del miedo provocado en los demás. En la televisión nacional, el matón se llama Pablo Motos, y David Broncano ha estallado.
La Revuelta se ha quedado una vez más sin invitado por presiones de la enorme maquinaria de fango que hay detrás de El Hormiguero. Y esta vez, el de Orcera lo ha explicado a la audiencia, porque lo ocurrido este jueves ha sido inédito: desde Antena 3 han presionado hasta conseguir cancelar una entrevista a tan sólo unos minutos de su grabación, cuando el campeón del mundo de moto GP Jorge Martín estaba ya en los camerinos del programa de la pública.
El matonismo televisivo ha logrado imponer su autoridad mediática, pero lo ha hecho con un gesto que ha revelado más inseguridad y patético nerviosismo que poder. Porque Broncano ha evidenciado de nuevo que es mucho más brillante e inteligente que Motos, y no ha querido responder con el empuje torpe de quien busca venganza, sino con la gracia de quien entiende, como muchos filósofos de la risa, que el humor es la forma más noble de desarmar la indignidad. Ya lo dijo Eugène Ionesco: “Donde no hay humor no hay humanidad”.
En este juego de luces y sombras, Motos representa al otrora rey de la televisión, que teme perder su estatus, mientras que Broncano busca su sitio valiéndose de una frescura que reside en su habilidad para reírse del matón que pisa fuerte mientras pierde fuerza. Y no olvidemos que El Hormiguero hace ya mucho que dejó de ser un programa de comedia blanca y familiar con frases de niños, experimentos locos y preguntas supuestamente graciosas. Los entrevistados son, ahora, las ofertas del día que atraen para el postre final: tertulias políticas monocolor que ejercen de contrapoder mediático al Gobierno. Dan igual las sandeces que digan Tamara Falcó, Nuria Roca y Juan del Val; lo importante es que, ante todo, critiquen, que algo quedará en la mente de los espectadores.
El caso es que La Revuelta de este jueves tiene visos de que se estudie en las facultades de comunicación. Entre otros motivos, porque Broncano ha hecho historia en la televisión rellenando el espacio de la entrevista que Motos le ha boicoteado con más de diez minutos de vídeos de animales. La singular protesta ha recogido, entre otras escenas, la berrea del ciervo (así ha titulado TVE el episodio), tránsitos de serpientes o aves carroñeras comiendo, con una banda sonora que ha concluido con el tema ‘Aún no sonamos en la radio’, de Estrella Fugaz, en el que se canta: “Procura no hablar de desacuerdos y tampoco abuses de recuerdos de serpientes y de cuchillos. Menos humos (…). Cuando creías que habías conseguido agradar a casi todo el mundo, que estaban casi todos bailando, se nublaron todos los sentidos”. Menuda lección de Broncano.
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