Aranceles en Semana Santa

Las dos orillas

Algunas ideas son malas, pero las podemos convertir en buenas. Hagamos virtud de la necesidad. En estos días se habla mucho de los aranceles de Donald Trump. Este hombre es más malo que el Caifás de San Gonzalo. Siempre está enfadado el tío. Se ha peleado con el mundo. Pero esa idea de imponer aranceles a todo, puede tener su lado positivo. Ya no da tiempo para este año, pero para 2026 se le podría poner un arancel a los turistas que vengan a Sevilla en Semana Santa. Somos cariñosos, nada de xenofobia. No obstante, un arancel de 50 euros por cada turista sería estupendo para las arcas municipales.

Esto lo sugiero en broma, no en serio, pero todo lo que empieza como una broma puede acabar en serio. En estos días previos de la semana de Pasión, viendo cómo está el barrio de Santa Cruz, viendo cómo está la Avenida, viendo cómo están las colas para entrar en la Catedral y en el Alcázar, ya se nos están poniendo los vellitos de punta, como si se cimbreara el olivo de los Panaderos. ¿De dónde han salido tantos turistas? El turismo es fuente de riqueza, pero es también la fuente de los meones de la Puerta Jerez llena de guiris. Ya está como si fuera la fontana di Trevi romana, aunque sin tantas moneditas.

Así que las líneas rojas a ver dónde las ponemos. ¿Sabrán esos turistas lo que significan esas líneas rojas? A la hora de la entrada en la Catedral para ver los pasos por la Vía Sacra, ¿qué puede ocurrir con tantas personas que cuando se forma una cola se ponen para alargarla? ¿Vienen estos turistas provistos de sus guías y programas de mano o digitales? ¿O vienen a la buenaventura, en soledad, a ver qué pasa? ¿Y nos van a alterar el paisaje urbano? Pues no es lo mismo un cani con su trajecito blanco de Domingo de Ramos y una chavala maqueada a lo influencer, que un guiri con chanclas y una guiri como si llegara a la playa de Torremolinos.

Las esencias están en peligro. Le propongo a Manolo Alés que, a la hora de organizar los servicios municipales, tengan en consideración esta alteración de la primavera por culpa de la fauna extranjera, que debe adaptarse a las sevillanas maneras. Y entender que personas residentes en otras ciudades siempre son bienvenidas en Semana Santa, pero lo que estamos viendo estos días no se ajusta a los cánones.

¿Aranceles sí o no? Pues depende. Aranceles para los guiris en temporada alta, aranceles para las sillitas de los chinos, aranceles para los del tardeo en las calles… Aranceles para que nadie distorsione la Semana Santa, ni la dejen irreconocible en las calles sevillanas.

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