Santa Teresa y Sevilla
Terrorismo "cool"
La sociedad española asistió este martes atónita a la última pirueta legal del Gobierno de España. El ministro todopoderoso Bolaños anunciaba un acuerdo por el cual, los independentistas acusados de terrorismo serían indultados siempre que los delitos no hubieran supuesto la lesión de los Derechos Humanos. Nacía así, por obra y gracia del Gobierno del pueblo, un nuevo modelo de terrorismo. El terrorismo “chic”, el terrorismo “cool” o el terrorismo bueno, que es el que puede y debe ser amnistiable.
El anuncio, además de la incredulidad y la perplejidad del personal, causaba una duda razonable en todo el mundo… ¿Qué clase de terrorismo es el terrorismo bueno? Porque hasta ayer, el terrorismo era el uso de la violencia y el terror para lograr fines políticos. Pero claro, ahora tenemos una nueva modalidad sin definir, que permite la amnistía a la carta para delincuentes terroristas.
Lo ideal, dado el surrealismo de la cuestión es que tratándose de un Gobierno tan progresista, se amplíe la definición de terrorismo, aceptando por terrorismo bueno esos delitos que usen el terror con fines sostenibles, solidarios y con perspectiva de género. Así, si uno pone una bomba debajo de un coche, pero usa materiales biodegradables o sin huella de carbono, podrá ser indultado o amnistiado por esa responsabilidad ambiental. De esa forma, cuando alguien secuestre, torture o mate a alguien con un fin progresista, tendrá el atenuante de la solidaridad a la hora de rendir cuentas de la justicia. Y por supuesto, habrá que ver a la hora de matar, si existe paridad de género. Porque desde luego, no es lo mismo poner una bomba que mate a 5 guardias civiles con bigote que asesinar a dos personas (con todos mis respetos hacia ellas) con sexo no binario, transexuales o mujeres en pleno empoderamiento.
Lo peligroso y triste es que este enésimo salto mortal con triple tirabuzón al vacío de la razón del Gobierno ha convertido a España en destino “terror-friendly” para cualquier terrorista. El único país occidental que además de amnistiar a acusados de terrorismo, entrega Alcaldías a la extensión política de una banda terrorista o recibe felicitaciones y parabienes de grupos tan pacifistas como los hutíes o Hamás. Sería hasta explotable en esta edición de FITUR de no ser tan macabro.
Porque la paradoja del Gobierno es hacernos creer que la sociedad le debe algo a estos terroristas y no podemos caer en esa argucia propagandística. ETA aún existe, solo que ha dejado de matar y no se puede escandalizar la progresía porque la gente de este país no vaya por la calle exclamando “¡Oh! ¡¡Muchas gracias!! Es todo un detalle que no me pegue un tiro en la nuca por no pensar como usted”. No pueden ofenderse porque exista todavía un porcentaje de la sociedad que no olvida ni perdona. Que sabe que dejaron las armas porque la sociedad dijo “¡Basta ya!” y que tras la muerte de Miguel Ángel Blanco la gente normal se hartó de ellos y salió a correrlos a gorrazos de las "herriko" tabernas.
Un argumento aplicable también a quienes destrozaron las calles de Barcelona en 2017. A quienes asaltaron coches de la Guardia Civil o promovieron toda clase de sabotajes y atentados para imponer su tiranía independentista. Nadie en este país les debe nada. Nadie en la sociedad tiene ninguna obligación de pedirles perdón. Los únicos deudores con esa calaña son un Gobierno que promueve una suerte de misoginia social hacia todo aquel que no acata el dictado del régimen.
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