El lanzador de cuchillos
Martín Domingo
¡Boom!
EN LINEA
En la última “tournée” del ministro Puente por Andalucía explicó los planes y las negativas de un ministerio tan recio e importante para poner en el mapa a territorios y llevar futuro a lomos de caballos plateados. Sí, encontrará usted alguna metáfora más o menos de saldo para hablar del tren por este terruño. Por Jaén, lógicamente, no está prevista visita alguna. Ni falta que hace, es de agradecer. Las dosis de nadería por encima del límite pueden tener efectos secundarios: urticaria política, hinchazón de partes blandas y enajenaciones mentales transitorias.
Las negativas del ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, a la conexión entre Sevilla y Huelva mediante la alta velocidad, el tren litoral de Málaga o la SE-40, entre otras, dejan titulares y cabreos geolocalizados. No obstante, no todo han sido declaraciones retadoras en “modo Puente”, también se ha dejado querer esta “rockstar”, este tribuno canchero, y ha comprometido su barba con el puerto de Algeciras y con el tercer carril de la A4 en la provincia sevillana. Olé, faena aseada, no tocará pelo porque la plaza ahora es complicada políticamente hablando y no es cuestión de regar de dinero público allí donde no se gobierna, pero completó su vuelta al ruedo y a otra cosa.
El “modus operandi”, claro está, cambia si la plaza es de primera categoría. Es decir, en esas comunidades históricas en las que, aunque no gobiernes, tienes que ganarte el jornal y contentar al presidente. Allí no puedes torear de salón, tienes que arrimarte al morlaco y dejar contenta a la parroquia, aunque no entiendas que te gritan desde el graderío. Allí el “powerpoint” está ligado a la inversión millonaria del Boletín Oficial del Estado. Poca broma.
Así pues, puede estar tranquilo en cuanto a Jaén se refiere. Si llevamos décadas de ninguneo partidista y silentes seguimos, puede seguir ufano en el reparto de caudales públicos y dejar a esta provincia donde está, en tierra de nadie, ferroviariamente hablando. Mientras tanto, representantes de la cosa pública seguirán con sus espectáculos de baja estofa en redes sociales, calentando los gallineros particulares, entreteniendo a un respetable ajeno a su condición de bombero torero.
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