Fregar la escalera

Curioso que se cuestione más la dignidad de quien es apartada de su cargo sin renunciar a sus principios, que la dignidad de quienes renuncian a sus principios para entregar una alcaldía tan simbólica como la pamplonica a los herederos de ETA

La ex alcaldesa de Pamplona.
La ex alcaldesa de Pamplona.

05 de enero 2024 - 09:58

En Pamplona, la alcaldesa saliente ha dicho recientemente que “prefiere fregar escaleras a ser Alcaldesa con Bildu”. Y automáticamente a la señora le han caído miles de críticas por parte de los opinólogos izquierdistas otorgadores de carnés de moralidad por su expresión clasista que ataca el orgullo de las señoras que se dedican a tan noble oficio. Curioso que se cuestione más la dignidad de quien es apartada de su cargo sin renunciar a sus principios, que la dignidad de quienes renuncian a sus principios para entregar una alcaldía tan simbólica como la pamplonica a los herederos de ETA.

Se ha convertido al parecer en una estrategia de convicción social el ir acumulando disparate tras disparate, sin dar tiempo de digerir el anterior, la forma que tiene el Gobierno sanchista de hacernos digerir las cucharadas de la carrera por la indecencia a la que se ha autosometido en modo contrarreloj. Y en estrategia de justificación política convertir en “trending topic” cualquier expresión, comentario, gesto u opinión sacándola de contexto lo que sea necesario para convertir en indigno a cualquier iluso que vaya contra el discurso oficial. La fábrica de cortinas de humo socialista, no tiene parangón en ese sentido.

Lo único cierto a pesar del ruido y del absurdo debate al que se ha llevado la moción de censura navarra es que el PSOE ha vuelto a hacer aquello que prometió que no haría. A pesar de que jura y perjura de que nunca pactará con los hijos de ETA un Gobierno en el País Vasco, ha entregado la alcaldía de Pamplona, con todo lo que ello conlleva en la estrategia de la izquierda abertzale de convertir Navarra en una extensión de su Euskal Herría, a quienes hasta hace poco asesinaban hasta a 28 pamplonicas.

28 pamplonicas asesinados por una banda criminal, cuyos miembros figuran en las listas electorales del partido a quien se ha otorgado nada menos que la alcaldía de la capital. Un partido que en lugar de estar repudiado y orillado de la escena política por representar lo más cínico, inhumano y cruel de nuestra democracia, ha sido sometido a una operación de blanqueo y maquillaje por parte de un Gobierno que ha hecho del señalamiento y el hostigamiento de la mitad de la población su fórmula del éxito.

Tenemos un problema con la vara de medir la moralidad en nuestro país. Porque mientras nos advierten cada media hora del peligro que supone la vuelta imposible del fantasma del franquismo, nos presentan a terroristas como Otegi en faros del progresismo, a un asesino como Josu Ternera en estrellas del cine documental con alfombra roja en el Kursaal y ahora en un representante de la escisión política de ETA en Alcalde de Pamplona. Y para la izquierda de este país, lo grave es que la Alcaldesa saliente, dijera que “prefiere fregar escaleras” a pactar con una formación que convierte a asesinos terroristas en héroes patrios.

Hay quien prefiere “fregar escaleras” antes que ser compinche de asesinos. Pero al parecer, eso es inmoral en estos tiempos. Hace no tanto, a quienes se encumbra hoy en la Alcaldía de Pamplona, dejaron sin vida a más de 800 personas. Muchas escaleras se han tenido que fregar manchadas de sangre por culpa de esos asesinos. Quizá sea solidaridad con quienes tuvieron que hacer el silencioso trabajo de limpiar la sangre de Antonio Conejo Salguero, Fidel Lázaro Aparicio, Alberto Toca Echeverría, José Oyaga Marañón, Jesús Vidaurre Olleta, Francisco y Manuel López González, José Manuel Baena Martín, Joaquín Imaz Martínez, Tomás Caballero, Luis Ollo Ochoa, Francisco Almagro Carmona, Jesús Alcocer Jiménez, Pedro Fernández Serrano, Ángel Postigo Mejías, Vicente Luis Garcera, Diego Torrente Reverte, Juan Atarés, Francisco Berlanga Robles, Carlos Sanz Biurrun, José Luis Prieto Gracia, Jesús Blanco Cereceda, Juan José Visiedo Calero, Tomás Palacín Pellejero, Francisco Miguel Sánchez, Juan Atares Peña, Mª Cruz Yoldi Orradre, Julio Gangoso Otero o Alfredo Aguirre Belascoain, un chaval de 12 años al que una bomba etarra sesgó su vida desparramando su sangre por el portal donde se encontraban sus padres. Quizá sea más importante recordar quien limpiaba y quien ensuciaba esas escaleras.

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