Filistea

01 de junio 2024 - 07:00

Filisteos e israelitas siempre han sido enemigos. Ya en Roma se conocía a los primeros como Philistinus, término que evolucionó hasta la actual Palestina. El filisteo más famoso fue Goliat, que cayó a manos de un joven David armado con una honda. Aquella pedrada marcó la unificación de Israel; una piedra que viene siendo devuelta desde entonces por los palestinos en forma de innumerables revueltas e Intifadas.

El Corán y el Tanaj, como escrituras sagradas de ambos pueblos en la actualidad, promueven la paz, pero esta resulta una quimera cuando se está condenado a convivir en un espacio ínfimo con quien llevas haciendo la guerra desde hace miles de años. Tierra Santa la llaman, supongo que por toda la sangre inocente que la viene regando en un interminable sacrificio como si fuera un gigantesco ara ritual.

Tengo la fortuna de contar entre mis amigos tanto a judíos como a musulmanes y me causa una profunda pena ver cómo ambos sufren por lo que allí sucede. Y también me provoca un silencio incómodo, por ser un tema que no debe sacarse sin temor a equivocarse o ser injusto con alguna de las partes. Esa sensación de angustia vital se transforma en un paradójico ejercicio de diplomacia, mientras que en la realidad sigue incrementándose el número de víctimas, y ello hace aún más irracional el asunto, convirtiendo esa rivalidad en algo más atávico que político, donde el Talión es la única ley.

Uno está acostumbrado a ver combates a diario, muertes trágicas, accidentes mortales, atentados brutales… Pero a pesar del callo que recubre nuestra conciencia, jamás se está preparado para contemplar impasible el asesinato de niños, cuyo único crimen es haber nacido en el lugar equivocado. El infierno no es sitio para partos ni crianzas; un infierno creado por dos pueblos que anhelan el cielo… No es justo; no es justo para ninguno de los dos.

Reconocer Estados, romper relaciones diplomáticas, condenar crímenes de guerra, decretar órdenes de detención y cualquier otra acción encaminada a dar una solución a este conflicto, no son más que paños calientes y medidas de presión que jamás (o Hamas) tendrán resultados positivos, porque los contendientes están firmemente decididos a destruirse mutuamente. Habrá momentos de estabilidad, pero nunca de paz porque hoy se han cambiado las tornas: David es palestino y sobrevive en Gaza; Goliat, israelita, vive bajo su escudo en Tel Aviv. Espero que algún día sean capaces de convivir. Por el bien de la humanidad.

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