Doce muertos al día

En la que es ya la primera causa de muerte no natural en España sigue existiendo una inacción política que no hace más que aumentar la dimensión de un problema que hace demasiado se nos fue de las manos

El autor denuncia la falta de acción política contra el suicidio.
El autor denuncia la falta de acción política contra el suicidio.

18 de enero 2024 - 09:54

Muchos de ustedes sabrán que este que escribe ostentó el honor de ser diputado durante el periodo de 2019 al 2023. Y si me quedó una espina clavada de esa época fue el no conseguir un solo avance en materia de prevención contra el suicidio. Estos días que las cifras oficiales del INE han vuelto a confirmar lo que algunos adelantábamos intentando sacudir la conciencia de las élites políticas, me ha vuelto a sacudir al rabia y la exasperación de ver como ante la que es ya la primera causa de muerte no natural en España, sigue existiendo una inacción política que no hace más que aumentar la dimensión de un problema que hace demasiado se nos fue de las manos.

La epidemia silenciosa del suicidio se llevó por delante la vida de más de 4.000 personas en 2022, aumentando una vez más las cifras del 2021 en un 5%. Y más alarmante aún es si cabe que esos porcentajes se estén disparando entre nuestros jóvenes. Un cóctel explosivo de frustración, acoso, sobreexposición a las RRSS, drogadicción o fracaso escolar está acabando con las vidas de nuestra juventud. Y nadie parece estar dispuesto a hacer absolutamente nada.

Desde la clase política se ha echado un manto de invisibilidad a la que debería ser la principal problemática a abordar por nuestra clase dirigente. El hecho de ser un tema que no renta electoralmente, invita a nuestros representantes públicos a ponerse constantemente de perfil sin ser capaces de ir más allá de lo políticamente correcto, diluyendo su responsabilidad en declaraciones de intenciones o en medidas que acaban siendo eslóganes vacíos, más destinados a contentar a la galería que a afrontar el problema.

Se anuncian estrategias de Salud Mental como si esta fuera la raíz del problema. Sin comprender que aquellas personas que se quitan la vida, no son necesariamente enfermas mentales. Personas sanas mentalmente, que padecen un sufrimiento inaguantable por causas que pueden ser muy ajenas a problemas mentales que no hacen sino estigmatizar todavía más a quien sufre muchas veces en silencio. Personas que no quieren dejar la vida, sino dejar el sufrimiento.

El suicidio es un problema poliédrico al que se llega desde diferentes ámbitos y la única herramienta que nos va permitir revertir la angustiosa tendencia, es la información y la prevención. Y hoy en día existen herramientas que, con voluntad política, podrían hacer que los profesionales de la salud y de la educación social pudieran anticiparse a muchos casos, lanzando salvavidas a personas que necesitan ayuda, pero que muchas veces no saben cómo pedirla.

Haciendo un estudio que nos permita pautar las causas más recurrentes del suicidio por rangos de edad, sexo, situación social y/o familiar, lugar de residencia, etc, se pueden establecer protocolos de conductas que potencialmente suicidas y porque no, se puede y se debe aprovechar la oportunidad que supone la llegada de la Inteligencia Artificial para poner al servicio de los profesionales los algoritmos necesarios para detectar a tiempo los problemas sociales y emocionales que llevan a una persona hasta ese callejón sin salida llamada suicidio.

La cuestión es que exista verdadera voluntad política para abordar la situación. Pero como siempre, la clase política vive en una realidad social diferente. Y mientras pone todos los recursos económicos, legales y humanos en una Ley de Amnistía que solo pretende asegurar 7 votos que permitan el Gobierno, una persona se quitará la vida en el rato que este servidor escribe estas líneas. Y así, hasta 12 personas al día en nuestro país. Y la cifra sigue creciendo, con la absoluta indiferencia de quienes tienen las armas para ponerle freno.

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