
Vericuetos
Raúl Cueto
El monte de los olivos
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Estamos demasiado malacostumbrados con este Gobierno a salir a terremoto informativo semana. La última sacudida de esa ola de tsunamis que copan titulares y tuits ha sido sin duda alguna el escándalo Errejón. Una suerte de Dr. Jekyll y Mr. Hyde que proclamaba las consignas feministas por el día y por la noche era un depredador sexual. Una doble vida que además, al parecer, era conocida, consentida y tapada por su partido y por la alta esfera gubernamental.
No falta quien dice que la salida a la luz, no es más que un movimiento de Sánchez, una nueva cortina de humo con el que desviar la atención del personal. Sea o no una maniobra del presidente, lo cierto es que desde que sabemos que Íñigo Errejón en lugar de ser el prototipo de hombre moderno y progresista, comprometido con todas las causas sociales habidas y por inventar, era en realidad una copia barata del “niño polla”, ya no se habla de lo caros que están los alquileres y parece que lo de Ábalos fue hace tanto tiempo que no nos podemos ni acordar. Y los maestros de la propaganda lo saben; nada como un buen lío de faldas para distraer la atención de una ciudadanía hastiada de que el penúltimo estertor del Gobierno esté condicionado por una resolución judicial. Calculado o no, lo que produce estupor es que la doble vida del portavoz del partido más feminista y progresista jamás inventado, era algo que sus 'compañeros, compañeras y compañeres' conocían de sobra. Solo que nadie se atrevía o quería alzar la voz para decir que su cara visible era un salido que andaba por el mundo arrimando la cebolleta a toda fémina de buen ver, sin importarle si a ella le parecía bien o no que el sujeto restregara sus partes íntimas contra esta.
Y como quiera que el rubor es insoportable en una fuerza política que ha enarbolado la bandera del feminismo hasta convertir la lucha por la igualdad en una caza de brujas contra los hombres, la reacción ha sido anunciar cursos entre sus dirigentes para prevenir el acoso sexual. Desconozco que clase de perturbados mentales militan y/o dirigen ese partido a la izquierda de la izquierda llamado Sumar. Pero si sé que la mayoría de los hombres que poblamos esta sociedad, no necesitamos de cursos para saber cuándo hay que mantener la chorra dentro de nuestra bragueta.
Sin necesidad de predicar el evangelio woke, sabemos distinguir cuando No es No y Sí es Sí. Lo cual no significa que el mundo esté libre de seres machistas, misóginos y violentos que abusen de su fuerza o posición para abusar de una mujer. Solo que esto, ha dejado de ser una exclusividad de la derecha. Se puede ser un machista, abusador y salido abrazando las teorías de Karl Marx. Con Errejón se culmina el desmoronamiento ético de una izquierda que se autoproclamaba superiormente moral al resto. El Gobierno más feminista y progresista de la historia, deja un curriculum vitae difícil de igualar; una Ley que excarcela a violadores, una presidenta autonómica que tapaba los abusos sexuales de su pareja, un ministro colocando como alto cargo a su prostituta favorita y ahora, el niño bueno de la izquierda, el prototipo woke de la masculinidad, caricaturizado en 'Follarín de los Bosques'. Y tal vez no lo hayamos visto todo. Quizá, con los precedentes que conocemos, la semana que viene tengamos más.
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