José García-Carranza Benjumeja

Toros en blanco y negro

Balcón de Sol

29 de septiembre 2024 - 03:12

Desde hace más de treinta años, las principales ferias taurinas de España se televisaban, con una gran calidad, por la principal compañía española de medios de comunicación. Los taurinos siempre pensaron que la citada operadora se estaba quedando con el grueso del negocio y hace dos años, las empresas de Sevilla y Madrid, decidieron poner fin a la relación que mantenían con la citada operadora y firmar un nuevo contrato por tres años con un desconocida plataforma, sin solvencia ni experiencia, a cambio de unas cantidades exorbitantes. El proyecto ha durado unos escasos dos años hasta que, ahora, a una semana del inicio de la Feria de San Miguel, arruinado, ha anunciado la imposibilidad de continuar con las retransmisiones. El comunicado de la empresa ha sido sonrojante, carente de autocrítica alguna; han echado la culpa del fracaso de su proyecto, por un lado, a los profesionales taurinos por cobrar demasiado –olvidan que fueron ellos los que ofrecieron esas cantidades rompiendo el mercado– y, por otro, al público por no suscribirse. Pero más vergonzoso, quizás, ha sido el silencio de los empresarios de Madrid y Sevilla, los verdaderos impulsores del proyecto que, por ignorancia o avaricia, han clavado a la fiesta un rejón, esperemos que no de muerte, en todo lo alto.

Sea por lo uno o por lo otro, la realidad es que en el siglo XXI hemos vuelto al pasado, a aquellos tiempos en blanco y negro que para ver una corrida se iba a la plaza, se escuchaba la radio o se leía, en papel por supuesto, la crónica al día siguiente.

La plaza presentaba un lleno hasta la bandera. No se perdieron gran cosa, no obstante, los aficionados privados de ver los toros. A la corrida, desigual de presentación, empleándose en varas le faltó fondo y raza. Destacaron, por su juego, el tercero y sobre todo el quinto, un gran toro.

Desde hace tiempo tengo la sensación de que la época de Manzanares ya pasó. Ni está ni se le espera. Con el peor lote, cumplió sin apreturas y matando mal lo que, desgraciadamente, se está convirtiendo en habitual.

Roca Rey mueve masas. Nada pudo hacer en el sexto. Le tocó en suerte, por el contrario, el terciado y noble tercero que para mí hubiese sido un gran toro si no se hubiese lesionado en el tercio de varas. Pese a todo, el Cóndor lo sacó a los medios y con la derecha le dio una serie muy templada con el toro embebido en la muleta que puso la plaza en pie. Con la izquierda, la faena perdió fuelle para, a continuación, ya con el toro parado abusar de la cercanía y el parón, impropios de esta plaza, que un público entregado jaleó. Mató mal.

Borja Jiménez nos deleitó con un quite por chicuelinas de manos bajas, armoniosas y elegantes rematadas con una preciosa media. En su segundo, el mejor toro de la tarde, con un capote muy grande dio unas verónicas muy lentas rematadas igualmente con una bonita media. Torea muy bien Borja con el capote. Fue bravo el toro en el caballo, si bien es cierto que no se le picó. En la muleta desarrolló nobleza y clase, aunque, en ciertos momentos, le faltó ritmo. Quizás por eso a la faena, planteada en los medios, firme el torero con la mano muy baja, le faltó en muchos momentos temple y hondura resultando atropellada. Mató muy mal, y por eso perdió al menos una oreja de la que sin duda hubiese sido merecedor.

La espada privó a Borja de un triunfo necesario y es que hay toros en la vida que no se deben ni se pueden fallar. Una pena.

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