Milagros Ciudad Suárez

Tarde de apostolado

Hojas de Acanto

Viernes Santo recordamos la Pasión del Señor y adoramos su Santa Cruz. Este es el verdadero significado que celebramos los cristianos y Sevilla lo conmemora con una catequesis en la calle. Los elegantes nazarenos de la hermandad de la Carretería, que nos llevan a tiempos ancestrales. El misterio representa las tres necesidades: escalera para bajar su Hijo, sábana para cubrirlo y sepulcro para enterrarlo. Junto con la hermandad de Montserrat, advocación traída a Sevilla por comerciante catalanes, van representando una de las últimas escenas en el Monte Calvario, antes de la Expiración del Hijo de Dios, que de Triana va a Sevilla cada tarde del Viernes Santo mostrando una belleza y verismo anatómico y magnífica expresión de rigor mortis.

De Triana llega también Nuestro Padre Jesús Nazareno que abraza con mansedumbre su cruz, mientras avanza acusando notablemente la carga, representando el momento del encuentro de Jesús con las mujeres de Jerusalén (Lc 23,28).

Nuestra Señora de Loreto, de rostro dulce y sereno, nos transmite un dolor suave y preciso sin desvirtuar su belleza, detrás de su Hijo, Nuestro Padre Jesús de las Tres Caídas junto con su inigualable Cirineo, que le ayuda a soportar el peso de la cruz.

Día que concluye con un solemne paso de misterio de la Sagrada Mortaja del antiguo convento de la Paz, todo ello en una composición llamando a la reflexión ante la muerte, el sufrimiento de su Madre, como lo refleja el rostro de Nuestra Señora de la Soledad.

Esta catequesis de las hermandades sevillanas se ha ido formando y constituyendo a lo largo de los siglos, fruto del afán y de la devoción de muchos cofrades que generosamente dieron su tiempo, su cariño y su trabajo a su hermandad. Este apostolado tenemos que mantenerlo y cuidarlo, sobre todo en los momentos actuales, en los que los valores están a la baja y es necesario aclamar el mensaje de amor de Jesús y su Divina Madre.

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