El nuevo campo de batalla geopolítico

Tribuna Económica

04 de abril 2025 - 04:00

ALGUNOS de los elementos de la tabla periódica, incluidos todos los de las tierras raras, esos que se suelen señalar debajo de su cuerpo principal, están considerados actualmente como materiales críticos, como recursos claves para la economía moderna. Estas sustancias son fundamentales para las tecnologías avanzadas, para las energías renovables y para la seguridad nacional. Están en el centro de industrias estratégicas como la electrónica, la automotriz, la aeroespacial y, en particular, en el sector de las energías limpias. Debido a todo ello, la demanda global de estos recursos está creciendo muy por encima de la oferta, y así la competencia por su control se está intensificando, convirtiéndose en uno de los principales focos de tensión geopolítica en el siglo XXI.

Dentro de los materiales críticos se incluyen, entre otros, el litio, el cobalto, el níquel, el grafeno, el tantalio, el platino o el galio. Son esenciales para la fabricación de baterías, paneles solares, turbinas eólicas, dispositivos electrónicos y armas de última tecnología. Y, concretamente, las tierras raras, un grupo de 17 elementos químicos como el lantano, el cerio, el neodimio, el lantano y el disprosio, son fundamentales para una variedad de productos tecnológicos avanzados, como los imanes de alta potencia, pantallas LED, baterías recargables, teléfonos móviles, vehículos eléctricos, células fotovoltaicas o armamento de alta tecnología.

Los desafíos asociados a estos materiales son múltiples. Primero, por la escasez y limitaciones de algunos. Segundo, por la concentración geográfica de su producción de otros. Tercero, porque a veces no son en realidad tan raros por mucho que parezcan por su nombre, pero los impactos ambientales por su extracción y procesamiento, complejos, costosos y a veces tóxicos, son muy altos.

Actualmente, China es, de lejos, el principal actor global de estos materiales críticos, controlando una gran parte de la oferta mundial. Además, el gigante asiático domina tanto el procesamiento como la fabricación de productos derivados de estos materiales, lo que le otorga una ventaja enorme. Otros países productores relevantes son Australia, Chile o Rusia.

El control de estos recursos es ahora una prioridad para las grandes potencias globales. Así, detrás de los movimientos de Donald Trump, (con su actitud con Groenlandia o con las negociaciones con Ucrania) subyace la preocupación por los materiales críticos y las tierras raras. Del mismo modo, la UE también, con el Plan de Acción para los Materiales Críticos, piensa atacar en todos los frentes posibles: extracción, procesamiento, fomento de alianzas estratégicas con países productores para diversificar proveedores e incremento del reciclaje.

La carrera por asegurar estos recursos podría definir el equilibrio de poder en las próximas décadas, con el acceso a estos materiales vitales siendo un eje fundamental de la competencia global. Las alianzas y tensiones internacionales se están tejiendo a partir de estos materiales críticos, y en particular de las tierras raras. Están en el centro de la batalla por el poder del mañana, y los aranceles serán utilizados en muchos casos como monedas de cambio.

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