Más de 700 tambores retumban al unísono el Sábado Santo en la Tamborrada de Baeza

SEMANA SANTA EN JAÉN

Este 2025 se celebrará el sábado 19 de abril de 18:00 a 20:00 horas

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Cientos de tambores recorren la Ciudad Patrimonio de la Humanidad durante dos horas.
Cientos de tambores recorren la Ciudad Patrimonio de la Humanidad durante dos horas.

Baeza/Cada Sábado Santo, desde hace cuatro años, la ciudad de Baeza rompe el silencio propio tras la muerte de Jesucristo para llenar las calles con cientos de tambores. Se trata de la Tamborrada de Baeza, una de las celebraciones más originales de Semana Santa que existen en la provincia de Jaén e incluso de Andalucía.

La cita este 2025 será el próximo sábado 19 de abril, de 18:00 a 20:00 horas. Las distintas cofradías baezanas se citarán entonces en la Plaza de Santa María, a las puertas de la Catedral de Baeza, para iniciar un recorrido que este año concluirá en el ayuntamiento.

José Ramón Lozano es un baezano perteneciente a la Hermandad y Cofradía de Jesús Nazareno de la Caída y María Santísima de Gracia y Esperanza, conocida popularmente como “La Caída”, que no falta a la cita. “Tengo 59 años y llevo desde los siete con el tambor”, explica. “Lo bonito es que hay mucha gente que ese día, al no haber pasos, los costaleros también pueden participar, se unen para la ocasión ataviados con su correspondiente túnica cofrade”, sostiene Lozano. “Es una celebración familiar, un legado que va de generación en generación”, continúa.

Cartel de la Tamborrada de Baeza 2025.
Cartel de la Tamborrada de Baeza 2025.

Pero antes del gran día, vienen los ensayos. En la misma tarde en la que atiende a Jaén Hoy, sin ir más lejos, toca ensayar. Pero no lo hacen en una nave cualquiera, sino por las propias calles del centro de Baeza. “Es curioso ver en los ensayos a la gente que se asoma a las ventanas, o a los turistas que están visitando algún monumento y no se esperan ver a decenas de personas tocando los tambores”, asegura.

Orígenes de la Tamborrada de Baeza

Nos cuenta José Ramón que, después de la Guerra Civil Española, las cofradías quedaron maltrechas, sin imágenes ni tronos a causa de la destrucción. “Es el momento en el que se refundan las hermandades y cofradías, que desde el año 1945 cuentan con banda propia de tambores, aunque todavía muy pequeñas, de apenas seis tambores y dos bombos. Concretamente me refiero a las cofradías de La Caída, La Fervorosa y Veracruz”, explica Lozano.

La Tamborrada recorre el centro histórico con el estruendo de percusiones.
La Tamborrada recorre el centro histórico con el estruendo de percusiones.

Ya en los años 50, otras cofradías comienzan a resurgir, pero sin fondos para hacerse con tambores que formen sus bandas. “En este tiempo, fue el propio Ayuntamiento de Baeza el que se encargó de comprar tambores que prestaban a las cofradías que no tenían”, detalla. Así llegaron los años 60, cuando poco a poco se van incorporando más y más bandas de tambores. “Sin embargo, el declive llegó a partir de los años 80, cuando se empezó a sacar las imágenes a hombros, por lo que muchos prefirieron hacer de costaleros a seguir tocando”, argumenta.

El renacer de la Tamborrada de Baeza

El nuevo resurgir llegó en torno al año 2000. “Hace unos veinte años que nos unimos 140 miembros de La Caída, desde niños a mayores, hermanos de la cofradía. No solo participamos en las procesiones de Semana Santa y la Tamborrada, sino que muchos formamos parte de un grupo de amigos que acudimos anualmente a la ‘Exaltación Nacional del Bombo y el Tambor’, una cita indispensable para nosotros”, explica este cofrade baezano.

Participantes de todas las edades se citan cada Sábado Santo con sus tambores en Baeza.
Participantes de todas las edades se citan cada Sábado Santo con sus tambores en Baeza.

Este año, la Tamborrada nacional se ha celebrado a finales de marzo en Moratalla (Murcia). Cada año van varios grupos de Baeza, del Bajo Aragón, Levante, Albacete y Baena, de donde es el grueso de los participantes. “De ahí, precisamente, surgió la idea de hacerlo en Baeza, donde contamos con una tradición tamborilera de 75 años”, continúa, y añade que “el enfoque tiene un motivo diferente en cada lugar. Por ejemplo, en el Bajo Aragón la Tamborrada se hace en honor a la muerte del Señor, el Viernes Santo, simulando una tormenta y terremoto que se desata por este motivo, mientras que, en otros pueblos, se hace con motivo de la Resurrección, el último domingo de la Semana de Pasión”, aclara.

En Baeza, el Sábado Santo se celebra este evento único con motivo de la Resurrección, una cita en la que participan todas las cofradías de la ciudad, sumando casi 800 tambores que tocan sin cesar durante las dos horas que dura.

“El primer toque lo suele dar alguna personalidad de la Iglesia en la Plaza de Santa María. El año pasado, por ejemplo, lo hizo el Deán Francisco Martínez Rojas. Después, se celebra un desfile procesional por las calles del casco histórico”, relata Lozano. “Este año, para finalizar en el ayuntamiento, en la calle Barbacanas, contaremos con Iñaki, un decano redoblante de La Fervorosa, quien dará lo que llamamos el ‘toque de rompida’ mientras estamos en silencio, para acompañarlo en una última tamborrada que dará fin a la celebración”, declara.

Tipos de tambores

El llamado ‘tambor de legionario’ es uno de los más típicos que participan en la Tamborrada de Baeza, además de bombos normales, bombos de Calanda (elaborados con piel de cabra y oveja y atados con cuerdas). En cuanto a las dimensiones, los hay de todos los tamaños, incluso cuentan entre sus filas con tambores de un metro de ancho.

Hay tambores de hasta 90 centímetros e incluso un metro de diámetro.
Hay tambores de hasta 90 centímetros e incluso un metro de diámetro.

“Cada pueblo tiene su propio tambor. De Zaragoza a Baena hay muchas diferencias, y poco a poco aquí vamos comprando algunos para tener algo diferente que aportar”, explica Lozano. Algunos de ellos son decorados al detalle, otros cuentan con piezas doradas o figuras del Cristo o la Virgen María. El precio de los tambores también depende del acabado. “Los puedes encontrar desde los más básicos, que cuestan entre 300 y 500 euros hasta los personalizados con filigranas, que pueden llegar a valer unos 1.200 euros”, finaliza.

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