Estos son los personajes ilustres que pasaron y disfrutaron del Balneario de Marmolejo
De Charles Chaplin a Isabel de Borbón o los hermanos Álvarez Quintero, el balneario a acogido a todo tipo de personalidades
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Marmolejo/El Balneario de Marmolejo es y ha sido un lugar emblemático desde finales del siglo XIX y principios del XX. Sus aguas mineromedicinales han atraído a numerosas personalidades, cuyas visitas han quedado inmortalizadas no solo en libros de firmas, sino también en esculturas que decoran sus exteriores. Estos jardines, con su camino principal y varios senderos que se entrelazan con fuentes y puentes, invitan a los visitantes a conocer la historia del balneario a través de las figuras de acero que representan a estos ilustres personajes.
Escritores y políticos
Entre las personalidades más destacadas se encuentra Armando Palacio Valdés, un afamado escritor y crítico literario que inmortalizó a Marmolejo en su novela 'La hermana San Sulpicio'. Palacio Valdés era un asiduo visitante del balneario y contribuyó significativamente a su fama, ubicando la acción principal de su obra en este lugar. Con su pluma, hizo que Marmolejo fuera conocido en toda España, atrayendo a más visitantes interesados en conocer los escenarios descritos en su novela.
Otro personaje crucial en la historia del balneario es Eduardo León y Llerena, un político liberal y abogado que adquirió la explotación de las aguas mineromedicinales en 1883. Gracias a su gestión, se realizaron nuevos sondeos que dieron lugar a manantiales como Fuente Agria y Buena Esperanza. Además, León y Llerena se dedicó a promocionar el balneario por todo el mundo, lo que permitió que sus aguas ganasen prestigio internacional. Su influencia y residencia en Marmolejo atrajeron a otros personajes de renombre a la localidad jienense.
Personajes de la realeza
Isabel de Borbón, "La Chata", hija de Isabel II y hermana de Alfonso XII, también pasó por el Balneario de Marmolejo. Su visita en 1915 aumentó la popularidad del lugar, comenzando entonces una relación especial entre el balneario y la Real Botica del Palacio de Madrid, que a partir de ahí suministraba agua de Marmolejo para la infanta.
Francisco Vallejo Torres, conocido como el Maestro Vallejo, fue otro de los personajes emblemáticos del balneario. Su taller de cerámica se convirtió en un punto de encuentro para los agüistas que visitaban Marmolejo, quienes disfrutaban de sus tertulias y del arte que creaba. Vallejo inmortalizó a muchos de estos visitantes en su libro de firmas, donde también se encuentran artículos, poesías y dibujos de los ilustres personajes que pasaron por su taller.
Entre estos personajes se encontraba Mariano Pardo, Doctor Thebussem, un hombre de letras que, junto con otros dos amigos, escribió 'La Vida del Aguanoso', una obra que describe en tono humorístico las experiencias de un agüista en Marmolejo. Pardo era un habitual del balneario, al que acudía para tratar sus dolencias y disfrutar de la compañía de sus amigos en el taller del Maestro Vallejo.
Hermanos Álvarez Quintero y Ramón y Cajal
Los hermanos Álvarez Quintero, célebres dramaturgos andaluces, también visitaron con frecuencia el Balneario de Marmolejo. Su relación con el lugar quedó registrada en una dedicatoria al Maestro Vallejo, plasmada en su libro de firmas.
El prestigioso científico Santiago Ramón y Cajal, ganador del Premio Nobel de Medicina en 1906, fue otro de los ilustres agüistas del balneario. Su presencia en Marmolejo dejó una curiosa anécdota: solía dibujar bocetos del sistema nervioso en las mesas del casino, los cuales los camareros se apresuraban a limpiar, sin saber que esos garabatos serían parte de los estudios que le otorgaron el Nobel.
Finalmente, personajes como Charles Chaplin, el General Serrano, José Zorrilla, y otros nombres conocidísimos también disfrutaron de las aguas de Marmolejo. Sus visitas y aportaciones han dejado una marca en la historia del balneario, un lugar que sigue siendo un testimonio viviente de su esplendor pasado y de la fascinación que sigue ejerciendo sobre quienes lo visitan para relajarse, desconectar o tratar dolencias con sus aguas medicinales.
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