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Jaén/Chubasquero, navaja y una cesta. Son los aperos que necesitarás para una salida micológica en busca de las mejores setas que comer. Siempre con la precaución de saber cuál se está cogiendo, para evitar intoxicaciones y dolores de estómago. Y es que la provincia de Jaén se convierte cada otoño en un destino muy querido por los aficionados a la micología y los propios micófagos, es decir, aquellos que solo de pensar en una receta con setas comienzan a salivar. Con la llegada de las lluvias y las suaves temperaturas, los bosques y campos de Jaén se llenan de una explosión de setas.
La temporada de setas en Jaén coincide con los meses de otoño e invierno, desde octubre hasta enero. Este año, las condiciones climáticas han sido especialmente favorables: las lluvias otoñales llegaron acompañadas de temperaturas suaves, lo que ha provocado un crecimiento abundante de setas en toda la provincia. Este fenómeno es especialmente evidente en los bosques húmedos y los olivares, donde la naturaleza parece haber preparado un auténtico festín micológico.
Jaén cuenta con una variedad de paisajes que ofrecen condiciones óptimas para el desarrollo de diferentes tipos de setas. Algunas de las áreas más recomendadas incluyen:
La recolección de setas es una actividad que debe realizarse con respeto hacia el medio ambiente para preservar los ecosistemas. Para ello, es fundamental seguir estas recomendaciones:
En Jaén, los recolectores suelen centrarse en especies conocidas y fáciles de identificar, como los níscalos (Lactarius deliciosus) y los champiñones silvestres (Agaricus campestris).
Si no tienes experiencia en micología, lo más seguro es recoger únicamente aquellas especies que reconozcas sin lugar a dudas. En caso de duda, abstente de consumirlas.
Aunque la recolección de setas puede ser una actividad gratificante, también implica riesgos si no se realiza con conocimiento. Algunas setas tóxicas, como la Amanita phalloides (oronja verde), pueden causar intoxicaciones mortales. Incluso setas aparentemente inofensivas pueden confundirse con especies peligrosas si no se cuenta con la experiencia adecuada.
Para evitar accidentes, es recomendable aprender a identificar las especies comestibles y sus posibles "dobles" venenosas, participar en talleres o actividades organizadas por expertos micológicos y recordar la regla de oro: si no estás seguro, no la consumas.
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